El país invierte $822 por cada niño que repite grado y en el 2017 un total de 10,600 niños formaron parte de la carga de repitencia educativa, generando de esta forma un total de $8.7 millones en pérdidas tanto para el Estado como para las familias.

El sistema educativo cubre así $740 por cada estudiante que repite año y el resto, $83, debe ser costeado por el bolsillo de cada una de las familias.

Un informe presentado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) señaló que la desnutrición se convierte en la causa directa de este fenómeno, ya que genera brechas en el aprendizaje, debido a las limitaciones cognitivas que crea la falta de nutrientes.

Se reveló que en 2017 el costo para primaria (educación básica) eran un total de $4.2 millones por 5,265 niños que padecieron desnutrición, y en secundaria (bachillerato) se perdió un total de $4.5 millones por 5,365 niños que tuvieron que repetir año.

El estudio del PMA reflejó que un 41 %, de quienes padecieron desnutrición, abandonó la escuela antes de concluir la educación básica. Mientras que solo un 11 % de los que padecieron desnutrición concluyó todo el ciclo escolar.

Por otro lado, solo el 10% de quienes no sufrieron desnutrición desertó antes de concluir la educación básica, y un 35 % de los no desnutridos terminó todo el ciclo escolar.

El PMA indicó que todos estos costos en el sistema educativo, y la falta de inversión en la erradicación de la malnutrición, afectaron la productividad en el país sobre la población en edad de trabajar, aquellos que rondan entre los 15 y 64 años de edad.

La razón de la disminución de la productividad, se centra en los menores logros educacionales y muertes prematuras atribuibles a la desnutrición en el país.