En El Salvador los suelos aptos para la siembra de café comenzarían a reducirse desde 2020 por el aumento de la temperatura y la variabilidad del clima, lo que provocaría una pérdida de hasta 92 % de las actuales hectáreas de cultivo en 2050, según un estudio. Sin embargo, las autoridades salvadoreñas consideran que los escenarios pesimistas del cambio climático no se cumplirían por los trabajos de renovación del parque cafetalero.

La investigación, denominada “Escenarios del impacto del clima futuro en áreas de cultivo de café en El Salvador”, se realizó en 2012 en el marco del proyecto Coffee Under Pressure (CUP), financiado por el Green Mountain Coffee Roaster (GMCR) y con el apoyo de la Fundación Salvadoreña para la investigación del Café (Procafé), Catholic Relief Services (CRS), y otras asociaciones que trabajan con el sector.

El estudio estima que en El Salvador hay 518,643 hectáreas potenciales para el cultivo de café. Las principales áreas de siembra se localizan en la región occidental, seguido de la central y oriente. Además, la mayor parte de la producción se concentra entre los 700 a 1,700 metros sobre el nivel del mar, es decir, los suelos más bajos.

El estudio estima que a partir de 2020 las hectáreas aptas para el cultivo de café comenzarían a disminuir, pero seguirán siendo capaces para la siembra de cafetos en similares condiciones climáticas. Conforme pasen los años, las temperaturas se irán incrementando y los suelos bajos se volverán más calientes.

De esta manera, para 2050 las áreas aptas para el cultivo se concentrarán entre los 1,200 y 1,700 metros sobre el nivel del mar y solo habrían 39,366 hectáreas idóneas para la siembra de café, pues se perderían alrededor de 479,277 hectáreas, el 92 % de las 518,643 actuales.

“Las áreas aptas migrarían hacia arriba, sin embargo no hay más tierras en estas altitudes. Áreas que conservan su aptitud disminuyen hasta un 30 % a 50 % comparada con su aptitud actual de 60 % y 80 %”, indica el estudio.



¿Cambiará?

Sergio Gil Fagioli, parte del equipo técnico de Procafé que participó en el estudio, aseguró que aunque la investigación dista del año en que se realizó con el inicio de los escenarios, por el comportamiento del cambio climático y las acciones emprendidas para mejorar el sector no habrá retroceso y la degradación de los suelos iniciaría tal como se previó en el documento.

“El estudio vino a poner en evidencia que ya estamos en el problema. El cambio climático es permanente, la temperatura no se modificará, ni la lluvia y cantidades de lluvia”, indicó.

La pérdida de aptitud es, explicó, la reducción de la capacidad de las áreas cafetaleras para la producción de café. Es decir, que la planta no será capaz de crecer, desarrollarse y dar fruto.

Por su parte, Hugo Hernández, director ejecutivo del Consejo Salvadoreño del Café (CSC), indicó que este tipo de estudios son “en función que no se haga nada” y aseguró que “nos estamos preparando para que esos escenarios no se cumplan”.

Hernández manifestó que se trabaja en la adaptación del cafeto al cambio climático y en capacitar a los productores en contaminación de los suelos y en las cuentas hídricas. “Todos estos nuevos mecanismos vienen en función de evitar prácticas agrícolas de industriales que sigan deteriorando el medio ambiente”, agregó.

 

Café, el cinturón ambiental del país

El cultivo del café es el único cinturón ambiental en El Salvador para proteger los cultivos de las zonas bajas y mantener la diversidad de flora y fauna, aseguró Sergio Gil Fagioli, experto en caficultura.

Explicó que los cafetales ubicados entre los 800 a 1,700 metros sobre el nivel del mar sirven para contener la lluvia durante los inviernos y así se evitan los desbordamientos de ríos, inundaciones y pérdidas de cultivos por exceso de humedad.

“La caficultura que está arriba de los 800 metros es el cinturón que detiene todo lo de arriba. Se cuida el agua, el ambiente, aspectos económicos y hay fauna”, enfatizó.

Para el experto, es arriesgado continuar potenciando las zonas bajas del café y en su lugar, propuso, se debe introducir conocimiento y tecnología en los cafetales de regiones medias y altas, arriba de los 1,200 metros sobre el nivel de mar.