Las remesas familiares de migrantes salvadoreños en el exterior llegaron a $5,099.3 millones en noviembre pasado, de los cuales $5,079 millones se utilizaron para sostenimiento familiar y consumo, indicó el Banco Central de Reserva (BCR).
La institución detalló que los $5,099.3 millones de remesas recibidos en los primeros 11 meses del año representaron un crecimiento interanual del 4.8 %, la mitad si se compara al dinamismo mostrado entre enero y noviembre de 2018 por una tasa de 8.8 %.
Del monto que ingresó, detalló el Banco Central, cerca de $5,079 millones corresponden a remesas corrientes, es decir, que se utilizan para sostenimiento familiar, ocasiones especiales como celebraciones, gastos médicos o ahorro de los receptores.
Los restantes $20.3 millones se catalogaron como remesas de capital, que consisten en traslado de un activo e incluye las mejoras o compras de un inmueble.
El Banco Central detalló que solo en noviembre se recibieron $457.6 millones en remesas familiares, un monto superior en $33.6 millones frente a los $424 millones registrados en el mismo mes de 2018.
Desde Estados Unidos, país que alberga la mayor comunidad de salvadoreños en el extranjero, se recibió el 95 % de las remesas y sumó $4,842.2 millones entre enero y noviembre pasado. Esto equivale a un crecimiento de 5.2 %.
Canadá se mantuvo como el segundo país de mayor emisión de remesas hacia El Salvador con $46.2 millones y significó un crecimiento por 5.3 %. El BCR indicó que los flujos procedentes de España y México mostraron un dinamismo de 27 % en ambos casos.
Esta semana, la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI) se mostró preocupada por la incertidumbre generada con relación al Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) y otros mecanismos que amparan a los salvadoreños en Estados Unidos. Eduardo Cáder, presidente de la gremial, se refirió a las remesas familiares como “un acolchonamiento de las deficiencias que tenemos por cuestiones de inversión extranjera directa”.
“Esa gente (los salvadoreños en el exterior) es la que mantiene activa la economía. No es la inversión (...) lo que el país necesita es producción, no consumo, me refiero a que las remesas no vienen para instalar una unidad productiva, sino a satisfacer las necesidades de las familias del receptor”, indicó Cáder.
Rigoberto Monge, asesor económico de la ASI, resaltó que “algo está pasando” para que la tasa de crecimiento de las remesas en El Salvador crezca a la mitad frente a como lo hizo en 2018, mientras que en Guatemala y Honduras se registra un dinamismo de 13.3 % a noviembre pasado.
“Nos afecta porque la demanda que las familias receptoras de remesas hacen hacia los productos que produce la industria se ve un poco menguada cuando los niveles y la dinámica están bajos. Creo que hay un tema migratorio clarísimamente establecido”, indicó Monge.