Frame Freak Studio se consolidó como una empresa formal cuando el proyecto de Tempus Trip se coronó como el ganador de la Categoría Pro Animación en la edición 2014 de los Premios Pixels, otorgados por el Minec. Una idea de Mónica de Landaverde, y apoyada por su esposo Edmundo Landaverde, ambos trabajadores independientes en el campo de animación digital.

Desde 2005, Edmundo se dedicaba a la animación pero con fines de publicidad, mientras que Mónica trabajó durante siete años como digitadora para la Dirección General de Estadísticas y Censos (DIGESTYC), puesto del que renunció hace dos años para dedicarse de manera independiente a la animación digital. “Ya probando lo bueno, quién quiere regresar”, afirma.

Edmundo participó en la edición 2013 de los Pixels, pero fue hasta un año después, cuando presentaron el proyecto de Tempus Trip, que resultaron ganadores. “Teníamos una idea que era mutua y que aprovechamos para meterla. Es el proyecto de Tempus Trip, que está adjudicado a mi esposa. Ella tuvo la idea principal y yo le aporté algunas cosas más”, recuerda.

A ellos se les suma Rodrigo Flamenco, encargado de marketing y negocios. Con el radar de mercados, decidieron unirse a Frederator Studios, fundado por Fred Seibert, expresidente de Cartoon Network y MTV. “Uno día nos cayó un correo de Frederator que nos habían recomendado para unas personas que estaban buscando alguien que les produjera un material”, recordó Edmundo. Unos días después, Kondo Founding entabló negocios con el grupo salvadoreño.

Al inicio les solicitaron una intro para serie animada de un minuto de extensión. “Fue como la prueba. Después de eso nos pasaron episodios entre tres a seis minutos”, proyecto en que trabajan actualmente.

Para los productores, el país necesita una ley que regule las transacciones digitales, pues no existen mecanismos directos para realizar pagos desde el exterior. “A la hora de conseguir trabajo se nos volvía complicado. Una cosa es conseguir los clientes pero la logística era otra cosa. Por ejemplo, el año pasado hicimos un trabajo en el que solo en aranceles se nos fueron $600 a $700, dinero que pudo haber servido para pagarle a alguien un sueldo”, relató Edmundo.