La película abre con John Wick -un asesino legendario, infame a lo Keyzer Soze- atando los últimos cabos sueltos de la primera película y “negociando” la paz con Tarasov (Peter Stormare). Habiendo recuperado el último momento de su muerta esposa y conseguido un nuevo perro, Wick se dispone a vivir el resto de sus días en el mausoleo que es su casa. Entonces llega un ex compañero asesino, Santino (Riccardo Scamarcio), esboza su deuda de sangre y envía a Wick a Roma a cumplir un último trabajo que trae consecuencias inesperadas.
