Hay una muy mala noticia respecto a esta película. No. No es que sea el primer fracaso de taquilla del universo cinemático Star Wars. Que lo es. La mala noticia tampoco es -contrario a los anuncios previos a su estreno- que la interpretación del forajido más famoso de la galaxia cuando joven, en manos de Alden Ehrenreich, sea la responsable de dicho fracaso. La verdadera mala noticia es la falta de una historia interesante que nos cuente la gestación de tan popular personaje de la saga. Pues a falta de una, acá, tratando de acoplarse al canon de Star Wars, contaron dos historias al mismo tiempo, olvidándose por ratos del título de la cinta: “Solo: Una historia de Star Wars.”

Han Solo es un joven que pulula en tiempos de forajidos, en el planeta Corellia. Tiene en su poder una cápsula de coaxium, un hipercombustible atesorado por el Imperio y muchos más. Lo necesita para sobornar a un oficial y escapar del planeta con su amada Q’ira, quien en el intento, es capturada. Solo Han escapa. Ingresa al ejército imperial y tres años más tarde en la batalla de Mimban, se une a un grupo de delincuentes liderados por Tobías Beckett que operan bajo el disfraz de soldados de la armada para robar un cargamento mayor de coaxium. Y ello desencadena una serie de eventos en donde Han es solo un personaje más. No el protagonista como lo anticipa el título.

Atropellada. “Han Solo: Una historia de Star Wars” es atropellada. Al menos en cuanto a contarnos cómo Solo se convirtió en Han Solo. Que es por lo que realmente estamos acá. Ese que con desenfado, ironía, sarcasmo, supo hasta ganarse el corazón de una princesa guerrillera. Su encuentro con el Wookie Chewbacca; cómo se hizo de su famoso blaster, una especie de colt intergaláctica. Del porqué de su nombre. Cómo conoció a Lando Carlissian y le quitó su atesorado Halcón Milenario. Su carrera de Kessel en 12 parsecs. Todo ello era lo esperado en una cinta sobre Han. Y de hecho, está cada detalle en esta cinta. Pero tirado sobre el celuloide de manera apresurada. En segundo plano a la historia de los bandos por el coaxium. Y por ello falla. Todo está ahí pero no supieron conjugarle mejor.

Falta le hicieron treinta minutos. Unos veinte al inicio para establecer en la audiencia ese vínculo profundo que lleva a Han a ir por la galaxia para rescatar a su amor perdido. Tal como está relatado en la película caso que ese Han Solo irónico bien pudo decir: “No vale la pena seguirla. Ya vendrá una princesa”. No hay ninguna historia previa que explique de manera emotiva la importancia de Q’ira para Han. Unos diez minutos al final. Para fijar la transición del personaje de uno optimista; ingenuo. Lleno de vida. Por el Han Solo que todos conocemos.

Todo indicaba que el Carlissian de Donald Glover le robaría el show al Solo de Ehrenreich. Para nada. De hecho al final uno termina sintiendo que si bien no terminó de apropiarse del personaje, Alden lo interpretó bien.

Lo frustrante de “Solo: Una historia de Star Wars,” es que no es una mala película. Pero tampoco buena. Se queda a medias. Muchos dirán mediocre. Me basta decir: Le falta alma. Es técnicamente perfecta. Partiendo del caos del que partió. A tres cuartos de guión filmado, el equipo de producción despidió a los directores iniciales y los sustituyó por Ron Howard. Competente en entregar al final una película que se entiende y se disfruta. Pero no emociona como ya nos tienen acostumbradas las antecesoras. Tanto del Universo canónico como las del Universo paralelo. Howard solo salvó de la catástrofe total a esta película. Tampoco pienso que hubiera sido el director ideal de tomar este proyecto desde el inicio.

No considero que “Solo: Una historia de Star Wars”, sea la peor de la saga. No para este servidor, quien aún considera que “Episodio II y III” son peores. Deleznables. Puedo asegurarles que la secuencia del atraco les gustará. Así como el encuentro con el Halcón milenario y Chewwie quien dicho sea de paso, es quien salva la película. Desde la perspectiva de Star Wars. El elenco que completa la historia, Woody Harrelson, Emilia Clark y Paul Bettany en una nueva miríada de personajes dan el ritmo y punto perfecto.