Urbina podría salir libre el próximo 11 de julio si no hay una sentencia firme. / DEM


Al finalizar la audiencia preliminar en contra de Ronald Atilio Urbina Velásquez, acusado del feminicidio de su compañera de vida, Jocelyn Milena Abarca Juárez, el Juzgado Especializado de Instrucción de la Mujer de San Salvador, resolvió enviarlo a juicio.

La jueza ordenó que siga en prisión y que el expediente pase al Juzgado Especializado de Sentencia de la Mujer para que se programa la vista pública en la que se determinará su inocencia o culpabilidad.

El caso se originó cuando el 4 de julio de 2018 la joven desapareció, sus amigos y parientes comenzaron a buscarla, pero no la localizaron; no contestaba llamadas en su celular y solo respondía mensajes de Whatsapp, pero no sabían quién era en realidad la persona que los escribía.

Al no ubicarla, las autoridades recibieron denuncia oficial sobre la desaparición y dos días después comenzaron a encontrar partes de un cuerpo en diversos lugares de la capital.

El 6 de julio de 2018, en la 17a. Avenida Sur de San Salvador la Fiscalía y Medicina Legal hicieron el levantamiento de un cadáver desmembrado, para verificar de quien se trataba se hizo una autopsia y prueba de ADN.

A un pariente de la víctima le tomaron una muestra de sangre para comparar con los restos hallados y el Departamento de Genética Forense confirmó que era la joven reportada como desaparecida.

Este proceso penal fue iniciado en el Juzgado Décimo Primero de Paz de San Salvador, pero por ser un feminicidio pasó al juzgado especializado que tardó casi dos años para realizar la audiencia preliminar y llevar el caso casi al limite de plazo de detención provisional el cual vence el 11 de julio.

En la audiencia preliminar, la Fiscalía presentó prueba científica y pericial que supuestamente vincula al imputado en el hecho, toda la prueba fue admitida para ser discutida durante el juicio.

El Ministerio Público ha dicho que desde que se iniciaron las investigaciones sobre la desaparición de la joven, el imputado mostró cierta actitud sospechosa ya que sin ser citado, llegaba a la sede fiscal de la colonia La Sultana para enterarse de quiénes eran los testigos.