Hace una semana que la vida cambió para Ignacio Jovel, joven becario salvadoreño de 20 años que vive en Beijing, China, desde hace cinco meses. Las noticias del brote de coronavirus llegaron el lunes pasado a la universidad donde estudia en la capital china y los planes de pasear en las fiestas del año nuevo chino se acabaron.

“La ciudad parece un pueblo fantasma, solo están las tiendas de conveniencia abiertas y las calles solas, tampoco hay mucho vehículo”, relata Ignacio en una conversación con Diario El Mundo desde Beijing, ciudad de 22 millones de habitantes –algo así como la población de toda Guatemala y El Salvador juntos.

Ignacio nos envía fotos de la zona donde reside. Se llama Hua Yuan Qiao. Las calles lucen totalmente vacías un domingo a las diez de la mañana. Carros estacionados sin nadie alrededor, apenas dos transeúntes caminan frente a una sucursal bancaria. La usualmente transitada calle apenas si tiene vehículos en circulación.

Salió un momento de su encierro de una semana para tomar unas fotos para Diario El Mundo, con su gorro y su mascarilla que no ha abandonado en cada salida desde el lunes. “Por el momento se nos ha recomendado precaución más que todo a la hora de viajar, que no es recomendable salir a zonas concurridas, no viajar en transporte público, ocupar siempre mascarillas, lavarnos las manos cada vez que se sale y entra de la casa”, explica.

Ignacio Jovel, estudiante salvadoreño, salió de su encierro y tomó algunas imágenes de la ciudad, desolada.


El lunes, Ignacio y sus compañeros –incluyendo otros tres salvadoreños– recibieron una comunicación de la Capital Normal University donde estudia un curso intensivo de idioma mandarín, que no debían salir de Beijing. Es el año nuevo chino y era tiempo de vacaciones. La llegada del año de la rata se volvió una pesadilla para China.

“Teníamos planeado salir y conocer Beijing, pero se nos informó por parte de la universidad que eso no es recomendable”, dice.

El joven planea estudiar agricultura después del curso intensivo de mandarín. Pese a la emergencia, Ignacio no se siente asustado aunque el estrés del encierro no le gusta. “Pues a mí no me asusta esto, porque se nos informa que el índice de muerte por casos es del 2% apenas, así que nos mantiene calmados, mis otros compañeros también están tranquilos pero precavidos, lo único es el estrés de estar encerrado”, dice Jovel, graduado del Liceo Salvadoreño.

Los bares y restaurantes del vecindario donde viven, han cerrado. El supermercado es definitivamente menos concurrido que antes del virus.

La televisión repite lo mismo: “Usar las mascarillas, lavarse las manos, hablan de la prevención y sobre todo información de los contagios y muerte”.

Dos transeúntes frente a una sucursal bancaria.


No mucho por hacer

“Pues hacemos la tarea que se nos ha dejado, estudiar, ver películas, cocinar, jugar y dormir la mayoría del tiempo”, dice Jovel. Los estudiantes salvadoreños están en su mayoría en Beijing, otros en Hubei –una de las zonas afectadas– Shanghai y Nanjing.

Wuhan, el origen de la epidemia, está a unas 12 horas de Beijing, donde reside Ignacio, a unos 1,150 kilómetros.

Pero Ignacio insiste que están bien y entiende la preocupación de familiares y amigos en El Salvador. “Hoy precisamente nos llamaron a los cuatro que vivimos aquí. Estamos bien”, asegura.

Las calles desoladas en Beijing, capital de China.


Embajada salvadoreña recomienda medidas de prevención a estudiantes

 

La embajada de El Salvador envió un comunicado a los estudiantes salvadoreños en China en la que pide seguir de manera rigurosa una serie de recomendaciones ante el coronavirus.

Lo primero es utilizar mascarillas de protección al aire libre, en ascensores, transporte público y lugares concurridos. También recomienda cubrirse la boca con pañuelo desechable a la hora de toser o estornudar. Además, lavarse las manos con frecuencia y de manera adecuada durante 15 segundos.

La embajada pide también evitar ir a lugares muy concurridos y evitar utilizar el transporte público, así como viajar dentro de China solo en caso que sea “extremadamente necesario”.