Roberto Carlos Alfaro enflora a su padre en el Cementerio La Bermeja.


Este 1 y 2 de noviembre, días de los Santos Difuntos, no fue igual que años anteriores; los cementerios lucían desiertos en su interior y en sus contornos habían largas filas de personas esperando su turno para ingresar. Aquellas aglomeraciones en las entradas de los cementerios o en su interior, son cosa del pasado.

Un recorrido por los cementerio Los Ilustres, la Bermeja y Santa Tecla entre las 9:00 a.m. y las 12:00 del día, fue el termómetro para medir su afluencia; los tres estaban vacíos y respetando las medidas de bioseguridad para prevenir el covid-19.

Miembros del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) y agentes de la Policía Nacional Civil cuidaban que los visitantes cumplieran al pie de la letra con el protocolo sanitario establecido (distanciamiento entre personas, uso de mascarilla, toma de temperatura corporal, uso alcohol gel, entre otros) todo con miras a prevenir que se incremente los contagios de covid-19.

Solo se permitían flores artificiales en el Cementerio de la Bermeja.


En cada tumba no podía haber más de tres personas como máximo y, aunque la media que se observaba, eran dos personas. Además no podían permanecer más de 45 minutos y máximo una hora, personal municipal andaba con megáfonos alertando que no podían pasar de ese tiempo; tras recordar que afuera habían personas esperando que ellos salieran para poder ingresar.

A diferencia de años anteriores que los parientes podían adornar las tumbas con flores naturales, este 2020 estaba prohibido ese tipo de adornos y debían ser artificiales; la media busca evitar la acumulación de recipientes con agua, principal fuente de proliferación del zancudo transmisor del dengue, zika, y chikungunya.

Por lo general, los parientes en esta ocasión aprovechaban el tiempo que tenían disponibles para limpiar las tumbas, chapearlas y colocarle sus flores plásticas.

Toma de temperatura para las vistas al Cementerio La Bermeja, San Salvador.


La afluencia era mínima; una pareja se observaban en un perímetro de más de cien metro o una cuadra; en otros puntos era aún más escasa la presencia de personas que hasta se podían contar una a una.

En algunos casos, como en el cementerio general de Santa Tecla, a dos señoras con edades de 60 años los agentes del CAM no les permitieron el ingreso, una de las restricciones, al igual que a mujeres embarazadas y niños; que con anterioridad las autoridades sanitarias y municipales advirtieron.

Como consecuencia de la poca afluencia en los principales camposantos de la zona metropolitana de San Salvador, los ingresos de los comerciantes y de los trabajadores del día de los Difuntos cayeron en más de la mitad.

 

Para recordar

> Pareja de Costa Rica viene todos los años a enflorar

Este 2020, con la amenaza del covid-19, no fue la excepción para una pareja de salvadoreños que año con año llegan al país desde Costa Rica a enflorar la tumba de sus seres queridos.

Carolina Guevara Cisneros y su esposo, Rafael Chacón afirmaron ayer en el Cementerio Los Ilustres que viajaron para estar un momento en la tumba de sus padres y abuelos.



> Visitaba la tumba de sus padres cada mes

Mauricio Rivera llegó a la tumba de sus padres al Cementerio Los Ilustres cerca de las 9:00 a.m. y, 40 minutos después, ya regresaba a su casa en Mejicanos.

Rivera asegura que antes de la pandemia y durante 14 años, mes a mes, visitaba la tumba de sus padres, pero este 2020 desde marzo, por las restricciones para evitar el contagio, ya no pudo cumplir con esa ritual. Agregó que anteriormente era frecuentada por al menos 20 familiares.



> A padre e hija no les importó la gran cola

Desde temprano este lunes 2 de noviembre, Tania Yasenia Campos Cruz y su padre acudieron al cementerio para enflorar los restos de su madre.

Como todos los que asistieron ayer al Cementerio La Bermeja, tuvieron que hacer una gran cola para pasar por todo el proceso de desinfección y control puesto en marcha por la alcaldía de San Salvador, “pero no importó para venir al lugar donde descansan los restos de nuestros seres queridos”, afirmó Tania.



 

> Sería diferente si mi abuela estuviera viva

Alexander Escobar estaba frente a una tumba en el Cementerio La Bermeja donde habían cuatro placas, cada una de un ser querido que murieron en 2017. Se veía concentrado como reflexionando y quien al preguntarle ¿qué pasaba por su mente? con una voz entrecortada expresó “que todo fuera diferente, sí ella estuviera con vida (su abuela)”. El joven, residente de La Garita situada en los límites de Ciudad Delgado y San Salvador, afirmó que frecuenta La Bermeja en fechas especiales.



> En Santa Tecla, solo y triste

En el cementerio de Santa Tecla, la conmemoración del Día de los Difuntos era similar a San Salvador; aunque el ingreso era más ágil y las colas eran más cortas.

“Se ve sólo y triste; las medidas están bien por seguridad y para ordenar a las personas, antes la gente venía a pasar el día, se veía mucho movimiento pero ahora la situación tiene que ser así”, afirmó Mónica Romero.

Agregó que en 42 años de visitar el cementerio general de Santa Tecla, nunca había estado tan solitario como este año debido a la crisis sanitaria.