Monseñor Ricardo Urioste Bustamante, quien falleció el pasado viernes, fue sepultado ayer por la tarde en la cripta de la Catedral Metropolitana de San Salvador en presencia de las máximas autoridades de la iglesia Católica de El Salvador.
Fallecido en la madrugada del pasado viernes 15 a la edad de 90 años, Monseñor Urioste fue velado desde ese día en la capilla ardiente de la parroquia Cristo Redentor, ubicada en la colonia Escalón. Ayer, sus restos fueron trasladados a la catedral, donde se dirigió una misa de cuerpo represente.
La misa fue presidida por el Arzobispo de San Salvador, Monseñor Luis Escobar Alas, quien manifestó las condolencias a la familia y amigos de Urioste. “Nos duele la separación, pero nos consuela el amor de Dios. Y el saber que, ya Monseñor está en la presencia de Dios, Monseñor Romero, Monseñor Rivera, en compañía de los santos”, comentó el máximo jerarca.
Asimismo, el Arzobispo Auxiliar de la Arquidiócesis de San Salvador, Monseñor Gregorio Chávez, manifestó sus condolencias y recordó cuando nombraron sacerdote a Urioste a la edad de 23 y tuvieron que solicitar permiso especial a Roma por no cumplir con la edad requeridos según los lineamientos de la iglesia Católica.
“Tenemos una sensación grave de orfandad. Nos ha tocado acostumbrarnos a esa ausencia, agregó Gregoio Chávez. Tras dicha ceremonia, su restos fueron depositados en una cripta donde sus familiares, amigos, religiosos y devotos rindieron el último adiós.
Al sepelio asistió monseñor León Kalenga, en representación del papa Francisco; la Conferencia Episcopal y sacerdotes nacionales e internacionales.
Su servicio
Monseñor Urioste había permanecido en el Instituto Salvadoreños del Seguro Social (ISSS) desde el pasado 30 de diciembre, tras tener un percance en su vivienda. La tarde de ese día sufrió un derrame cerebral, por lo que el 3 de enero de este año fue intervenido y se mantuvo en cuidados intensivos del ISSS con un cuadro clínico muy delicado.
Urioste fue ordenado sacerdote desde 1948 y sirvió a la iglesia Católica por 48 años. En ese periodo acompañó diferentes causas. Fue vicario general durante el arzobispado del beato Romero, por lo que fue uno de los principales actores de la Fundación Monseñor Romero.