Sin mayores actos protocolarios, dos pequeños ataúdes fueron colocados sobre una mesa de madera cubierta por un mantel con motivos navideños. En su interior, las osamentas de dos personas asesinadas en el caserío El Potrero, del cantón La Joya, Meanguera, Morazán, durante la masacre de El Mozote, en 1981.
La cita fue en el sector del monumento de la masacre. Al lugar llegó el magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Florentín Meléndez, para realizar la entrega de los restos de Priscila López, de 24 años, y Gregorio Sánchez , de 60, a sus respectivas familias, luego de realizar una serie de exámenes y pruebas de ADN.
Los restos fueron exhumados durante los primeros 15 días de abril del 2015, en cumplimiento de la orden emitida por un tribunal internacional de la Corte Interamericana de Derechos Humanos el 25 de octubre del 2012, en el que emitió una sentencia condenando al Estado de El Salvador por la masacre cometida por la Fuerza Armada.
El magistrado Meléndez anunció que las exhumaciones se reiniciarán el próximo 1 de marzo por un equipo interinstitucional en el que participan: el Instituto de Medicina Legal, (IML), Fiscalía, Cancillería y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF); no sin antes tener el consentimiento de los familiares de las víctimas.
Durante las exhumaciones realizadas en abril del 2015 las autoridades responsables ubicaron 26 sitios en varios cantones aledaños y en seis de los sitios fueron encontrados 38 cadáveres, de los cuales 25 eran niños. Los restos fueron trasladados a Medicina Legal para realizar el análisis de ADN.
El análisis de las muestras inició a finales de 2015, una vez que dotaron al equipo de Biología Forense de los insumos y reactivos necesarios.
“Los restos óseos de larga data son los más difíciles de ser analizados, pueden requerir meses para tener resultado, de 25 de ellos (víctimas) ha llegado una muestra, es posible que solo de un porcentaje de ellos se tenga un resultado positivo”, indicó Juan Carlos Monterrosa, jefe de Biología Forense.
María del Rosario López Sánchez, esperaba la entrega de 25 de sus familiares asesinados en caserío El Potrero del cantón La Joya; sin embargo, solo recibió los de su hermana. Ella dijo que rezará un rosario por sus difuntos y luego sepultarán los restos al pie del monumento levantado en el referido cantón en memoria de las víctimas, una especie de cementerio exclusivo para mantener viva su memoria.