La iglesia católica invitó formalmente a los tres poderes del Estado a participar de la beatificación de los sacerdotes Rutilio Grande y Cosme Spessoto y de los laicos Manuel Solórzano (72 años) y Nelson Rutiló Lemus (15 años).
El Cardenal Gregorio Rosa Chávez dijo que están a la espera de la confirmación de las invitaciones para la ceremonia que se desarrollará en la Plaza del Divino Salvador del Mundo el próximo sábado 22 de enero.
“Está invitado todo el Gobierno, el cuerpo diplomático, veremos cuánta gente confirma que estará presente. Habrá espacio para todos en esta ceremonia”, dijo el Rosa Chávez quien también funge como obispo auxiliar de San Salvador.
Sin embargo, explicó en caso de que la presidencia confirme su participación han expresado su interés de moderar la cantidad de seguridad que acompaña al mandatario.
Si va el presidente haya una seguridad que no sea aparatosa y escandalosa que es lo que vemos por el momento, es una cosa muy discreta por que el acto es es religioso, no es una parada militar, pero sí, todos están invitados”, Cardenal Gregorio Rosa Chávez
Sin embargo, reiteró que la invitación a la ceremonia es extensiva a los diputados de la Asamblea Legislativa y gabinete de gobierno.
Grande, Solórzano y Lemus fueron asesinados cuando transitaban por una carretera rural en el municipio de El Paisnal. El sacerdote de la orden jesuita se dirigía a celebrar la eucaristía el 12 de marzo de 1977 por un “escuadrón de la muerte”.
Un comunicado del Arzobispado de San Salvador, con fecha 13 de marzo de ese año, señaló que la causa del asesinato fue “la intensa labor pastoral del tipo concientizador y profético que el referido párroco realizaba en todos los ámbitos de la parroquia. Llevaba una labor de promoción humana integral. Esta labor eclesial posconciliar, ciertamente, no es agradable para todos porque despierta conciencia de los campesinos”.
Mientras que Spessotto, franciscano y de origen italiano, fue asesinado el 14 de junio de 1980 mientras se encontraba arrodillado en un banco de iglesia de San Juan Nonualco.
El asesinato de Grande marcó un profundo cambio en monseñor Óscar Anulfo Romero quien era considerado un religioso conservador y que tras el crimen abrazó la defensa de los pobres y asumió como bandera la denuncia de la injusticia. Romero fue asesinado también en el altar y beatificado y ascendido a los altares como primer santo salvadoreño.