El congreso deberá decidir si se incluyen penas conmutables en crímenes de lesa humanidad, dijo el representante de la Iglesia Católica, José Luis Escobar Alas. / Cortesía


El Arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, urgió a la Asamblea Legislativa que apruebe la ley General de Aguas, por la que está en deuda desde hace 13 años, y la ley de Reconciliación Nacional ordenada por la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en 2016.

En nombre de los 10 obispos que conforman la Conferencia Episcopal de El Salvador (Cedes), Escobar Alas pidió a la Asamblea que promulgue una “auténtica ley de Reconciliación Nacional”, que “escuche a las víctimas del conflicto armado, administre justicia, garantice el acceso a la verdad y establezca un debido resarcimiento de daños”.

En medio de la discusión, los partidos políticos se han mostrado abiertos a reemplazar la cárcel por trabajo comunitario en los crímenes de guerra. Para el obispo católico, “conmutar o no las penas por delitos de lesa humanidad es un aspecto técnico” que debe definirse en el congreso y en tribunales especiales correspondientes. El proyecto de ley, sin embargo, descartaría la creación de juzgados específicos para atender los casos.

Escobar Alas insistió, además, en la necesidad de promulgar una ley General de Aguas “que garantice el derecho humano al agua, con una regulación que impida todo abuso y privatización” del agua, “todavía más primordial” ante la reciente contaminación del agua en el Área Metropolitana de San Salvador (AMSS).

Para el arzobispo, la deficiencia en el servicio de agua potable “es un problema de años” que ha sido ignorado por los últimos gobiernos y gestiones de la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Anda). “Ojalá que no sea una maniobra para privatizar el agua, porque esto sería triste, esto sería perverso”, añadió.

Durante la conferencia, además, hizo un llamado a los gobiernos del Triángulo Norte de Centroamérica a respetar el “derecho legítimo de migrar” a los miles de migrantes organizados en caravanas para llegar a Estados Unidos. “Voy a aprovechar el momento para hacer un llamado a que se respeten sus derechos, porque por supuesto que tienen un legítimo derecho a migrar. Cristo mismo, el Señor, fue un migrante”, aseguró.