En la doctrina de la iglesia católica, el arcángel San Rafael es el patrón de los médicos y San Judas Tadeo, de las causas imposibles, esas que hace 27 años empezaron a ser posibles para vencer el cáncer infantil.
“La manera de explicarlo más fácil: ¿Usted se acuerda de Matrix? Los númeritos, un error. Pero un error puede ser solventado por los mecanismos internos, inmunológicos que nosotros tenemos y eso es el mecanismo que mirábamos en Matrix; cuando el niño se despierta, cuando suceden varios errores, eso no alcanza a hacerlo todo la maquinita, corre mal ese error, se lee mal el DNA, entonces crea proteínas que no son las adecuadas y que hacen que las células desobedezcan al resto de órganos y eso produce cáncer.
¿Por qué eso sucede en un niño y en otro no? es aleatorio, es una lotería biológica, en palabras normales, mala suerte, pero sí sabemos que podemos corregir la mala suerte, para eso estamos”, explica Roberto Vásquez, quien desde el 2009 asumió la dirección del centro médico, ubicado junto al anexo del hospital de niños Benjamín Bloom.
Vásquez es uno de los cuatro médicos oncólogos únicos en el país que han logrado que siete de cada 10 niños con cáncer sobrevivan y desarrollen una vida plena.
Según el especialista, esta sobrevivencia en el país se ha logrado con método científico apoyado por el método de investigación del hospital Saint Jude, de Memphis, Estados Unidos y del hospital de niños Benjamín Bloom, en El Salvador; esta triada logró pasar de solo dar asistencia, a dar información e “investiga por qué pasa esto”, dice el galeno.
El cáncer en niños no es común y ocurre entre el 1 y el 2 % de la edad pediátrica y los síntomas son generales: “Fiebres de larga evolución, sangramientos expontáneos de nariz, encías; aparecimiento de manchitas o equimosis, moretones, crecimiento de ganglios anormalmente; que les crezca la pancita, porque crece el hígado y el bazo, cefaleas persistentes, incapacitantes; alguien que ni siquiera puede levantarse a jugar, cambios de conducta que no están en la normalidad. Por eso es bien importante que los cuidadores puedan visualizar cuando estas cosas se presentan”, explica Vásquez.
En la sala de espera del centro médico, pareciera que la imagen de San Judas y del arcángel San Rafael vigilan a un grupo de más de 40 personas, niños y adultos, que esperan pasar consulta. Risas, pláticas y a veces llantos se escuchan en esa sala, donde las mascarillas, para evitar contagios y gorritos para abrigar la cabeza son el común denominador.
“Si me preguntan si esto (salvar a niños del cáncer) vale la pena, ¡híjole, esto es lo que más vale la pena en el mundo!, para mí, porque soy especialista de cáncer, pero mi postura es defender a mis niños”, expresa Vásquez al explicar el trabajo de la fundación Ayúdame a Vivir, la única, que da atención médica a los niños con cáncer en el país.