“Grabé en la penca de un maguey tu nombre, juntito al mío, entrelazados…”. Al estilo de la Ley del Monte de Vicente Fernández, muchos salvadoreños han desahogado su necesidad de externar sus muestras de afecto para sus personas especiales.
Ahí, escondidos entre el graffiti de pandillas, publicidad, arte urbano están los mensajes de amor. Algunos más legibles que otros. Unos más creativos y otros muy dulces. En inglés o en español, con dibujos y hasta con nombres y apellidos. Así son.
Se leen por ahí, algunos hasta codificados: “Perdóname”, “Goida te amo”, “¿Si lo intentamos otra vez”, “2da vez, regrese!!!”.
Para el humano es un instinto primitivo expresarnos en las paredes. Lo hacíamos en las cavernas. Cuando somos bebés, luego de aprender a caminar buscamos garabatear en los muros. Entonces, cuando se vive un sentimiento como el amor esta urgencia vuelve a aflorar.