Luis Nieto y Liss en una foto tomada el domingo en Taipei. Al fondo, el edificio Taipei 101, el más alto de la isla. / Liss Nieto


Taiwán es uno de los países del mundo con mayor éxito en el combate a la pandemia del coronavirus. Solo han tenido 440 casos, de los cuales 366 ya se han recuperado y solo han tenido siete fallecidos. Del total de casos confirmados, solamente 55 fueron por contagio doméstico. El día lunes 11 de mayo se cumplieron 29 días consecutivos sin ningún caso por contagio local.

En ese ambiente han vivido Liss Nieto y su esposo Luis, de 29 y 30 años, respectivamente. Dos salvadoreños que viven en Taipei, Taiwán, desde hace cuatro años. Luis es piloto de la aerolínea local Eva Air y Liss tiene seis meses de embarazo. Esperan su primer hijo.

“Nunca hemos estado en cuarentena, solamente se cerraron escuelas y universidades por un tiempo al principio cuando se comenzó a propagar el virus. Actualmente la vida en Taiwán sigue su rutina normal”, explica Liss a Diario El Mundo.

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Taiwán es un país insular muy cercano a China que incluso tenía vuelos directos con Wuhan, la ciudad donde inició la pandemia.

Los taiwaneses tenían la experiencia previa de la epidemia del SARS, eso ayudó a que lo tomaran más en serio y supieran cómo actuar desde el principio y hacen mucho uso de la tecnología.

“Por ejemplo una vez, cenando en un restaurante, todos recibimos un mensaje de alerta con sonido en nuestros celulares para avisar que encontraron positivos a personas que entraron en barco e hicieron recorrido dentro de Taiwán. Mandaron un mapa con las ubicaciones que recorrieron y pidieron que si habíamos estado ahí a esas horas revisáramos nuestros síntomas o nos comunicáramos al número de teléfono designado para personas con síntomas de coronavirus”, relata Liss.

El gobierno mantiene una comunicación constante y diaria con la población, hay medición de temperatura y dispensadores de alcohol para manos en todos los lugares, los hospitales han cerrado todas las puertas y solo han dejado un punto de acceso para mejor control. Todas las personas usan mascarillas y en algunos lugares hay multa si no se utiliza como por ejemplo en el transporte público la multa es $496 por no utilizarla.

El aeropuerto no está cerrado sin embargo, solo pueden entrar ciudadanos y residentes y tienen que cumplir cuarentena domiciliar obligatoria de 14 días donde todos los días les llaman y verifican que su teléfono esté dentro de su domicilio. Violar la cuarentena equivale a una multa de hasta $33,000.

Hay desinfección constante de lugares públicos como baños, las cajas y carretillas en los supermercados, gradas eléctricas, pasamanos, mesas de restaurantes, etc.

“Se aseguran que todos tengamos acceso a mascarillas. Al principio por estar escasas, podíamos conseguir dos mascarillas por persona semanalmente y el único lugar para conseguirlas era en farmacias. El día para recogerlas dependía de él último dígito de nuestro carnet del seguro si era par o impar y el precio era de $0.33. Ahora ya se pueden adquirir también en máquinas expendedoras que han creado especialmente para mascarillas. Se adquieren siempre con un límite y utilizando el carnet del seguro de salud nacional”, dice Nieto.

 

Regulaciones de piloto

Por el hecho de ser piloto, Luis, el esposo de Liss, tiene otra rutina y regulaciones diferentes al ciudadano común.

Cada vez que tiene un vuelo, a su regreso, él debe estar en cuarentena por cinco días o 72 horas dependiendo si es un vuelo de ida y regreso el mismo día, si debe pernoctar, si es vuelo de pasajeros o solamente carga. Esta medida aplica sólo para tripulaciones de vuelo debido a que tienen medidas más estrictas y más control sobre ellos.

Por ejemplo: no pueden salir de la habitación del hotel, dentro del avión uno de los baños lo bloquean para uso solamente de tripulación, uso de mascarillas obligatorio todo el tiempo, etc. Para pasajeros la cuarentena es de 14 días obligatorios. Eso obliga a que la pareja evite por completo el contacto físico por cinco días, él ocupa un cuarto y baño diferente, usa mascarilla al salir de su cuarto y desinfecta con alcohol todo lo que toca.

“Abrimos ventanas para ventilar la casa, y evitamos cruzarnos dentro de casa respetando un metro de distancia”, explica Liss.

Dentro de estos cinco días o 72 horas, él recibe llamadas de la empresa cada día para corroborar que esté en casa y que no tenga síntomas. También debe tomarse la temperatura por lo menos dos veces al día.

Debido al embarazo de Liss, el hospital de maternidad al que va tiene medidas aún más estrictas y requiere que su esposo haya terminado su cuarentena para poder entrar a hospital y tener mi revisión médica. En el hospital debemos llenar un formulario con historial de viaje mío y de las personas con las que he tenido contacto.

 

Patrones culturales

Liss cree que la cultura de los taiwaneses influye mucho en la manera que han manejado la pandemia.

“Los taiwaneses usaban mascarilla por un simple resfriado desde antes de conocerse este virus y son muy responsables a la hora de usarla portándola correctamente y hoy en día durante esta pandemia la utilizan en todas partes. No tiran basura en la calle, no usan zapatos dentro de casa y cuidan mucho y respetan el orden y la higiene”, dice Liss.

También el gobierno influye con sus medidas y obliga a cumplirlas; por ejemplo, si alguien tira su mascarilla en la calle la multa es de 200 dólares.

“A pesar de ser muy amables, socialmente hablando son más distantes, por ejemplo, nadie se saluda de beso, abrazo o de mano e incluso casi ni hay contacto visual cuando caminando pasamos a la par de alguien”, explica.

Liss llama a los salvadoreños a “que seamos responsables y aprendamos a seguir indicaciones”.

“Seamos más solidarios y dejemos de buscar a quién destruimos cada día. Como por ejemplo a nuestros doctores, enfermeras, o filmando a alguien sin pensar en el mal momento que le podemos hacer pasar. Los taiwaneses son muy respetuosos con la vida ajena y pienso deberíamos tomar el ejemplo bueno de otros países”, reflexiona.

Liss cree que es necesario usar la tecnología en El Salvador y crear aplicaciones que beneficien a todos.

“Taiwán a pesar de no ser reconocido por muchos países, en esta crisis mundial se ha destacado y hecho oír haciendo cosas buenas e incluso ayudando a otros países. Creo que El Salvador puede hacer lo mismo y los salvadoreños podemos dar a conocer un lado diferente de nosotros. Sacar algo bueno de este mal momento”, indica Liss.

 

Dispensadores de alcohol gel en un centro comercial de la capital taiwanesa, que opera normalmente/ Liss Nieto