Desde tempranas horas del día, pequeños y grandes llenaron los cementerios de música y arreglos florales, para recordar a sus seres queridos que ya no están con ellos en la tierra, y conmemorar así la fecha que se ha convertido en una tradición y que ha pasado de generación en generación.
Las tumbas se tornan diferentes a como se ven en todo el año, no solo porque se acompañan de risas y lágrimas de sus familiares, sino por los adornos de papel, hechos por los mismos visitantes; este es el caso de Ana Menjívar, quien visitó la tumba de su madre, en el cemeterio de Los Ilustres, en San Salvador.
“Mi mamá siempre hacía las flores para enflorar a mi abuelo; ella venía todos los años pero esta vez ya no podrá venir, por eso ahora yo las hago para ella”, relató entre lágrimas Menjívar.
Recordar a quienes en vida compartieran parte de su tiempo y de sus experiencias, son los objetivos que los salvadoreños tienen para reunirse cada 2 de noviembre en los diferentes cementerios del país. Cantos y oraciones son otras de las formas de conmemorar esta fecha, así lo hace Elizabeth Morazán, que cada año, se traslada a Sonsonate y Nahuizalco para visitar a sus familiares fallecidos.
Otra de las visitantes que alegremente limpió y adornó la lápida de su ser querido fue Luz Calderón, quien acompañada de su madre Luz Henríquez, contaban al mismo tiempo anécdotas y enseñanzas que en vida les diera su familiar.
Los comerciantes de flores y comida también llenan los alrededores de cementerios los Ilustres y la Bermeja, así como aquellos que con un poco de pintura blanca, una brocha, un cepillo de metal para retirar la pintura deteriorada y una escoba buscan una forma de trabajo.
El jefe de la delegación San Salvador centro, Juan Carlos Arévalo, afirmó que el Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM), Fuerza Armada, instituciones de socorro, Policía Nacional Civil (PNC) y la división de tránsito estarán en los siete cementerios, de los cuales dos son privados.