Una vista de Antigua Guatemala, hoy vacío de turistas y visitantes. / José Maxwell Ovalle


Guatemala también ha vivido con restricciones los últimos dos meses debido a la pandemia del coronavirus. Durante este tiempo, no ha habido transporte público, se cancelaron las clases hace dos meses, se promueve el Tele trabajo, se instauró un toque de queda de 6 de la tarde a 4 de la mañana y el uso de mascarillas es obligatoria.

Para José Maxwell Ovalle, un profesional guatemalteco, aunque la vida laboral y familiar ha cambiado, él considera que todavía se requiere mayor rigor debido a los altos niveles de contagio.

“Se ha vivido con mucha preocupación, y un buen trabajo por parte de las autoridades de Gobierno, lamentablemente la gente no ha entendido la gravedad de la situación”, dice Maxwell.

La semana pasada, el presidente Alejandro Giammattei ordenó un toque de queda total en Guatemala debido a que llevaban ya seis días con más de 100 contagios diarios.

La poca actividad económica se vio nuevamente paralizada y la economía informal fue la que más sufrió. En Guatemala el 60% de la población vive de una economía informal, explica Maxwell.

Durante los días de toque de queda general, únicamente el 15% de las gasolineras funcionó, ocasionando que los depósitos de las petroleras en Guatemala estuvieran al límite del colapso.

“El día lunes que nuevamente se dio la movilidad para la ciudadanía, la ciudad Capital y las principales ciudades de Guatemala colapsaron, toda la gente salió a la calle, a los supermercados, a los Bancos y no había ningún distanciamiento social. Entonces debemos preguntarnos, si las medidas de seguridad para que la gente no salga en tres días funcionarán para prevenir más contagios o finalmente la gran movilidad del día lunes que quedó sin efecto el toque de queda traerá cientos de contagiados”, reflexiona Maxwell.

Dos imágenes de la capital guatemalteca, desolada debido a la cuarentena impuesta por el Gobierno. / José Maxwell


La vida familiar

Para José, la vida familiar ha cambiado mucho, lleva dos meses sin poder ver a su familia paterna y amigos.

“Los niños ya están cansados de recibir clases en línea, quieren jugar con sus amigos, para mi esposa y para mí el trabajo en casa es eterno porque nunca dejamos de trabajar. Y en lo personal a mi me gusta mucho compartir con Familia y amigos y ahora es imposible pero lo más importante ahorita es preservar la vida”, explica.

“Gracias a Dios lo único que me ha afectado es que no puedo ver a mi familia paterna y amigos, de ahí Dios ha sido muy bueno conmigo y me tiene de su mano”, comenta.

Maxwell aún no ha conocido a nadie contagiado. El gobierno guatemalteco reportaba 2,133 casos y 143 fallecidos hasta el martes.

Una lección aprendida de estos días de encierro es la solidaridad: “aquí hay mucha gente con necesidad y habemos mucha gente tratando de ayudarlos”, comenta Maxwell.