A criterio del actual diputado de ARENA y exdirector de la Policía Nacional Civil, Rodrigo Ávila, las medidas extraordinarias dieron un “golpe de timón”, porque cortaron el vínculo con las cárcerles, desde donde pandilleros ordenaban asesinatos, pero no se está haciendo nada por extraer pandilleros, rehabilitarlos y reinsertarlos. Asegura que la prevención se trabaja de forma tradicional y eso no dará resultados. Ávila dice que un pandillero jamás será rehabilitado, primero debe dejar la estructura para poder entrar en el proceso y luego ser reinsertado. Cree que si un pandillero no quiere dejar de delinquir, debe obligarsele.

 

A principios de este año, el gobierno implementó las medidas extraordinarias para palear los homicidios. ¿Cuál es la evaluación que hace de estas medidas?

Este año dista de ser un buen año, ha sido el segundo más violento en la historia de El Salvador, ha habido una relativa mejoría en algunas cosas y un golpe de timón con las medidas extraordinarias, creo que las cosas hay que hacerlas diferentes en el futuro.

Alianza Republicana Nacionalista hizo un documento con recomendaciones muy puntuales para el gobierno. No se puede mejorar las condiciones de seguridad en las calles, si primero no se lleva un control mínimo; las medidas extraordinarias fueron muy positivas y de hecho nosotros fuimos los proponentes de esas medidas. El gobierno, retomó la propuesta que hicimos, y gracias a Dios así fue.

Critiqué la postura del gobierno, que fue de negación. El mismo presidente de la república, en sus discursos de febrero de este año, salió a la luz pública diciendo que no, que no existía tal situación de inseguridad, que era una situación perceptiva creada por los medios de comunicación y que en realidad sólo había problemas en diez municipios del país, pero la realidad es que el flagelo de las pandillas ha tenido una expansión a alcances que ya nos llevan a niveles extremadamente críticos; la expansión de las pandillas ha llegado a ser casi el 90 % de los municipios de El Salvador, hay presencia de pandillas, en 243 municipios de los 262. Hace seis años, había más de 70 municipios libres de pandillas y hoy apenas quedan una veintena donde no existen. Ser pandillero se ha convertido en una opción de vida, no sólo para jóvenes sino para los niños.

Nosotros para poder enfrentar de una manera acertada, este fenómeno, tenemos que empezar por reconocerlo.

Lo más triste de todo es que el gobierno nos ha mandado mensajes velados de que aquí, convivir con las pandillas es algo que tenemos que aceptar, casi que se nos ha tratado de imponer la idea de que aquí nos tenemos que resignar a vivir con ellas.Eso, creo, es el peor error del gobierno y todo lo enfoca hoy en el tema del presupuesto y ha ocupado como caballito de batalla para conseguir fondos, el tema de la seguridad.

 

¿Las medidas extraordinarias lograron bajar los homicidios?

Sí. Porque de alguna manera trastornaron ese vaso conductor, el cordón umbilical entre las cárceles y la operatividad de las pandillas, pero claro, las pandillas se han readaptado. Los homicidios bajaron, pero ¿qué pasó con las extorsiones, qué pasó con los desaparecidos? Los desaparecidos, según recuentos, que han sido presentados oficialmente, han aumentado. Lo que pasa es que no hay certeza si un desaparecido, ha sido asesinado o se ha ido ilegalmente a los Estados Unidos y quedó allá en el desierto de Sonora, en México. Eso no lo sabemos. Pero, a todas luces ese hallazgo permanente de fosas comunes, de cementerios clandestinos, de desmembramientos, que se encuentran en los ríos, partes de personas, nos hace de alguna manera ver con claridad que los desparecidos han sido asesinados por las pandillas. No han cesado las extorsiones; ahí se nos plantean cifras felices de que las extorsiones han bajado, la mala noticia para todos es que no han bajado. Han subido. Lo que pasa es que el nivel de denuncia ha bajado y lo que pasa es que la gente se ha resignado y precisamente no reporta las extorsiones.

Hay, casi, que una veda para el libre tránsito. Los jóvenes no se pueden desplazar porque pueden ser asesinados, simplemente por transgredir los límites que nos imponen las pandillas, como que fueran una cuasi autoridad. Son. Tristemente se han convertido en una autoridad fáctica. En las fiestas agostinas llegaron a algunos lugares y dijeron “aquí no se ponen ruedas, porque nosotros vamos a querer manejar los comedores”, amenazaron a las mismas autoridades municipales, en las fiestas patronales de los municipios.

 

¿Cuál es la forma idónea de implementar los planes de prevención? Porque usted dice que son planes tradicionales los implementados…

La prevención en su modo tradicional solo puede ser efectiva en esos municipios donde no hay pandillas. En los lugares donde hay una prevalencia de pandillas, la prevención en su lógica tradicional no funciona para nada, porque una condición sine qua non para que funcione la prevención es que exista la contraloría social ¿qué implica la contraloría social? Implica participación ciudadana, confianza ciudadana en las autoridades, denuncia ciudadana.

Una verdadera recuperación territorial se da cuando se reinstala la contraloría social y eso sólo es liberando de presencia criminal. Por eso, hemos propuesto comenzar con el registro nacional de las pandillas. En las comunidades todos saben quiénes son los pandilleros. Es un secreto a voces, la policía tiene un catálogo donde están con nombres y apellidos, una ramificación de quiénes son los parientes, pero no tiene valor oficial. Por otro lado hemos propuesto la Ley de Defensa Social y Abandono de la Violencia, que es una ley que se orienta, específicamente para desmontar a las pandillas, combatir a quienes no se quieren salir de las pandillas de manera efectiva y dar una capacidad de rehabilitar y reinsertar socialmente a aquellos que quieran salirse.

No se puede empezar con un ejercicio de prevención masivo, donde se inviertan cantidad de recursos millonarios en poblaciones que están densamente contaminadas por las pandillas. Usted puede agarrar un municipio y extraer a todos los pandilleros y a sus colaboradores, sacarlos a la fuerza, y para eso es la ley de defensa social.

Alguien me decía “Hitler metía en campos de concentración a los judíos”. Sí, Hitler los metía para matarlos, en este caso nosotros pensamos meterlos para rehabilitarlos y reinsertarlos, a la fuerza si se quiere, pero enseñarles un oficio, buenas costumbres, darles tratamiento psicológico a las familias de esos pandilleros.

En dos años no va a haber 70 mil pandilleros, en dos años va a haber 100 mil pandilleros y medio millón de colaboradores. Si eso sigue galopando como va, en una década, el 15 % de la población de El Salvador va a ser pandillero. Eso es una tragedia.

 

El gobierno dice que han bajado los homicidios, ¿se puede medir así un año exitoso en seguridad?

No, porque hay lugares donde han bajado los homicidios pero los pandilleros siguen ahí. Los pandilleros no matan en esos municipios sino que salen a matar a otros, pero si dominan a todo el mundo. Dominan territorial y psicológicamente. ¿Se puede rehabilitar un pandillero? No, no se puede. Se puede rehabilitar a un expandillero. Para rehabilitarlo hay que lograr que se salga de las pandillas, cuando sea esa persona, expandillero, entonces va a poder rehabilitarse. Hoy hay menos homicidios, sí, pero hay más extorsiones, hay más desaparecidos, más presencia de pandillas.

 

Este año han muerto más de 40 policías y una veintena de soldados ¿Qué hacer para proteger a las mismas autoridades?

hay que darles mayores recursos, incentivos, condiciones de trabajo, de vida y de protección a los policías. Hay que reconocer y no puedo ser ingrato que las autoridades han hecho algunas cosas, pero creo que nos hemos quedado un poco tibios, tenemos que ser más contundentes ayudando a los policías. Lo primero que yo haría es apoyar las medidas de extracción, identificando a todos aquellos criminales que viven en los sectores donde viven policías y extrayendo a los criminales. Por que hoy les están diciendo a los policías, los vamos a sacar, les vamos a hacer colonias a los policías; a los que hay que sacar de las colonias donde viven los policías es a los maleantes. Tenemos que volver a lo mismo. Recuperación territorial. Identificarle a cada policía las amenazas.