La variante delta del coronavirus es capaz de evadir anticuerpos de nuestro sistema inmunológico que atacan ciertos componentes del virus, de acuerdo con un nuevo estudio publicado esta semana por la revista científica Nature. Estos nuevos resultados ayudan a comprender la disminución, observada en el Reino Unido y otros países, en la protección de algunas vacunas contra el virus causante del covid-19.


Esta variante delta, que fue primero identificada en la India, y que fue la causante de una explosión de casos y muertes en ese país, es el producto de dos mutaciones genéticas en la espiga “S” del virus, que es la parte del virus que ayuda a este a penetrar las células humanas. Estas mutaciones, hacen que esta variante sea 60% más contagiosa que la variante alfa (primero identificada en el Reino Unido) y más del doble de contagiosa que el virus original identificado en la China. Hasta el momento la variante delta ha sido identificada en 98 países, entre los cuales se encuentran México, Brasil, Argentina, Chile, y Perú. Y aunque todavía no se ha identificado en Centroamérica, esta variante está ahora produciendo aumento masivo de casos en países como Malasia, Portugal, Indonesia y Australia. Hace tres días, el Centro para el Control de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos anuncio que la variante delta se ha convertido en la variante dominante de ese país, por lo que las posibilidades que pronto se identifique en algún país de Centroamérica, incluyendo El Salvador, aumentan.


Un nuevo estudio realizado por científicos franceses del departamento de virología del instituto Pasteur (https://doi.org/10.1038-021-03777-9), aislaron una cepa Delta infecciosa de un viajero que regresaba de la India. Examinamos su sensibilidad a los anticuerpos monoclonales (mAbs) y a los anticuerpos presentes en el suero de individuos convalecientes de covid-19 o receptores de vacunas, en comparación con otras cepas virales. La variante Delta fue resistente a la neutralización por parte de algunos anticuerpos monoclonales (mAbs anti-NTD y anti-RBD), actualmente utilizados en el tratamiento de covid-19 severo, incluido el Bamlanivimab, que no se unieron a la espiga. Este último fármaco, ha sido desautorizada por la agencia federal de drogas (FDA por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, para el tratamiento contra el covid-19, a raíz de estos nuevos hallazgos.


Similarmente, los sueros de pacientes convalecientes recogidos hasta 12 meses después de los síntomas fueron cuatro veces menos potentes contra la variante Delta, en relación con la variante Alfa (B.1.1.7). Los sueros de individuos que habían recibido una dosis de las vacunas de Pfizer o AstraZeneca apenas inhibieron la variante Delta. La administración de dos dosis generó una respuesta neutralizante en el 95% de los individuos, con títulos de 3 a 5 veces menores contra Delta que contra Alfa. El estudio concluye que la propagación de la variante Delta está asociada a un escape a los anticuerpos que el sistema inmunológico de las personas produce para combatir el virus a través de la neutralización de componentes genéticos incluidos en la espiga S del coronavirus. Otras conclusiones de este estudio están alineadas con la disminución de la efectividad de algunos tratamientos, como los anticuerpos monoclonales, que han estado siendo utilizados, con mucha efectividad, en el tratamiento del covid severo. Así también refuerzan, lo que ya otros estudios observacionales vislumbraban, con relación a la nula protección que una dosis singular de vacunas (por lo menos AstraZeneca y Pfizer), o sea vacunación incompleta, confieren a los individuos expuestos al virus. Así también, confirman que dos dosis (vacunación completa) producen una protección del 95% sobre esta variante delta.


Contrario a la percepción generalizada, que la victoria contra esta pandemia está cerca, el virus y sus variantes están demostrando una capacidad de adaptación y resistencia que pone en duda que la efectividad de nuestras herramientas (tratamientos y vacunas) continúen por mucho tiempo, si nuestra capacidad de cooperación entre países no aumenta substancialmente, así como la ausencia hasta el momento de una estrategia global que se defina por priorización epidemiológica y no por priorización financiera. Al momento los países con mayor cobertura de vacunación no son los países con mayor circulación del virus. Nuestros nacionalismos chovinistas terminarán dejándonos sin planeta.