No hay duda que la democracia en El Salvador va mejorando, lo cual tiene que ver que los partidos políticos están en el ojo del huracán por las nuevas leyes vinculante a los donantes, pero lo que viene a cambiar aún más el panorama es que ya no se puede elegir tan fácilmente de dedo a los candidatos ya que la ley coacciona a tener primarias, lo cual es positivo porque finalmente están siendo obligados a respetar la voluntad de las bases, aunque habrá ver porque hay algunos partidos políticos que se quieren pasar de vivos al soslayar los procesos internos.

Bajo esta dinámica hemos vista la intención de varias personas a participar en las primarias de sus partidos políticos para convertirse en el candidato que dispute la presidencia del 2019. Ante ello, los salvadoreños debemos de estas atentos y no volver a repetir los errores del pasado ya que algunos candidatos se presentaron como honestos y doctos para dirigir la nación, incluso ofrecieron un cambio rotundo para el país, pero al final resultaron ser lobos vestidos de ovejas y el único cambio que sucedió es que se sirvieron con la cuchara más grande.

Y pasaron de ser pobres y deudores a convertirse en acreedores, dueños de medios de comunicación, a vivir una vida llena de ostentosidades en mansiones de lujo, lo cual no es malo cuando se ha ganado con esfuerzo y honestidad cada centavo que se gasta, pero es risible que un exfuncionario exiliado debía a las once mil almas, y en términos de cinco años no solo pagó cada de una de las tarjetas de crédito, sino que logró pagar todas sus hipotecas, cambió la flotilla de sus vehículos y la de su círculo familiar, y aun así logró ahorrar mucho dinero.

Entonces debemos estar con los ojos bien abiertos para no volver a entregar el poder a cualquier oportunista que desea llegar a la presidencia para darse la gran vida, fantoches que carecen de valores y no tienen sensibilidad hacia los más necesitados, lo único que los nueve son sus intereses personales, favorecer a sus amigos y familiares, y olvidarse que un día fueron pobres, porque no supieron tener éxito empresarial, ni laboral.

Por lo tanto, el perfil del candidato, tiene que ser con un estándar moral alto, esposo ejemplar, buen padre de familia, con afecto natural hacia los demás. Tal vez algunos lectores se pregunten que tiene que ver la familia con ser un buen presidente, bueno el que quiere gobernar un país, primero tiene que saber gobernar con sabiduría su casa, pero si en su hogar es desordenado, irresponsable, abusador que anda engendrando hijos de un lugar a otro irrespetando a su familia, y luego se olvida de la manutención de ellos, este sería un buen indicador para no elegirlo, porque es lo que llegara a replicar al gobierno.

Por otra parte, el futuro presidente debe ser una persona con temor hacia Dios, porque si le teme a Dios podrá ser un buen gobernante como lo fue el Rey David o Salomón, El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. (Eclesiastés 12:13-14).

Entonces un presidente que teme a Dios, no sustraerá para provecho propio los bienes del erario público, ni permitirá que entre al país leyes extrañas que pervierten la mente de las nuevas generaciones como; el aborto y matrimonios entre personas del mismo sexo, ya que comprende que son abominación a Dios, pero claro una persona liberal o atea que no teme a Dios, hace cualquier cosa para llegar a la presidencia, hasta prometer que promoverá este tipo de leyes que evidentemente sodomizan a las naciones y las vuelven esclavos de las pasiones sexuales.

Otra característica que debe tener el futuro presidente que sea tolerante, capaz de construir acuerdos con todos los sectores de la población. Así mismo deberá tener la ardua tarea de reconstruir las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, que se han deteriorado por la mala conducción del gobierno actual. De modo que al único candidato que he visto que tiene estas características es el Dr. Javier Siman.