Dicen que no es bueno recordarse del pasado; sin embargo, El Salvador fue uno de los principales productores de café en el continente americano, actualmente somos de los últimos ¿Cuáles fueron los factores que influyeron en la decadencia de la caficultura?
Desde la reforma agraria, el ataque a los terratenientes, en especial a los productores del café, fue el indicio de atacar a los que tenían la capacidad de brindar trabajo y prosperidad en el sector rural. Súmese también, los precios internacionales y por último el hongo “roya”. Si la roya se hubiese tratado a tiempo, no se tuviera el problema en la mayoría de cafetales. Eso, se debe a la falta de apoyo de parte del Gobierno, cuando deseó colaborar con el sector cafetalero, fue demasiado tarde.
En Centroamérica, la roya se logró controlar, se combatió; mientras tanto, en El Salvador, por la falta de asistencia técnica, la mayoría de caficultores en pequeño sucumbieron.
El tiro de gracia a la caficultura fue el haber aprobado un nuevo salario mínimo en el sector, al analizar el costo de producción que se tenía anteriormente, el equivalente entre labores agrícolas, insumos, recolección, transporte y otros gastos, se estimaba un total de $80 por quintal de café en oro. Con el aumento de salario mínimo, el costo quedaría de $110 ¿Podrán los pequeños caficultores salir adelante con estas cifras?
Los grandes empresarios en este rubro también analizan los costos de producción. No se puede tener un negocio o empresa en donde haya déficit. Según la historia, la caficultura fue uno de los primeros rubros del PIB que mantenía la economía salvadoreña. Actualmente, parece que desaparecerá; se debe incorporar urgentemente un verdadero plan para la reactivación.
En Santa Tecla se encuentra el Consejo Salvadoreño del Café y Procafé, su trabajo es de vigilar que todo marche bien en el sector cafetalero, pero es insuficiente. Hubo un tiempo que en el país se realizaban investigaciones, se desarrollaban semillas tecnificadas; la investigación y desarrollo (I+D) en la caficultura era efectivo, y había presupuesto adecuado; además, se contaba con laboratorios especializados en la región y había excedentes de producción. Café hay, de eso no hay duda, pero cada año se está produciendo menos. Otro problema es el calentamiento global, el cual está afectando la producción.
Pareciera que el Gobierno del FMLN desea darle un tiro de gracia a la caficultura. En los años 70, cuando se alimentaba el odio hacia los terratenientes, los caficultores eran los primeros en ser perseguidos. El llamado “grano de oro” trajo progreso, actualmente parece que está agonizando.
Un diputado aclaró en un programa televisivo que el incremento al salario mínimo no afectará a la caficultura. Es de recordarle que son miles de pequeños y medianos productores, ellos no tienen las fincas produciendo diez o 20 quintales oro por manzana.
Los especialistas en agricultura aconsejan se diversifique; en ningún momento aconsejan que se lotifique o se vendan las fincas. Los 25,000 caficultores han ido disminuyendo. Tanto el MAG y el MARN aconsejan que se diversifiquen las fincas sembrando otros cultivos, con ello se podrán recuperar las pérdidas en el sector café.
Se necesitan entre tres mil y cuatro mil dólares por manzana para poder ver los frutos en dos o tres años ¿Podrá el Gobierno reactivar la caficultura en el 2017?
En países como Costa Rica están conscientes que la caficultura es uno de los cultivos que ayuda al medio ambiente. En nuestro país se ha incorporado la certificación Rainforest, la cual ha venido a colaborar con el medio ambiente.
Es de hacer hincapié que cada arbolito de café ayuda a la flora y fauna a limpiar el aire, brinda trabajo a muchas familias durante el año, entre otras bondades.
La caficultura es parte de la economía salvadoreña; hago un llamado a los encargados de reactivarla que unan esfuerzos para poder tener, a través de este cultivo, progreso, trabajo y desarrollo en El Salvador, igual como en los viejos tiempos.