El 26 de diciembre del año pasado, de emergencia, fui intervenido quirúrgicamente en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social. A raíz de la operación y debido a los antibióticos, mi cuerpo reaccionó mal y sufrí de una colitis y una infección casi general que casi me cuesta la vida. Hubo que trasladarme al Hospital del Diagnóstico en donde me dieron una atención de calidad. Luego, al recuperar el alta casi un mes después, me di cuenta que las probabilidades de sobrevivir eran mínimas. Según un estudio estadístico médico ingresé al hospital con menos del 10% de probabilidades de salir vivo.

Las enfermeras y hasta el personal de limpieza del Hospital del Diagnóstico se portaron a la altura de las circunstancias y fueron vitales para mi recuperación. Con ellos vivo eternamente agradecidos, al igual que con mi familia y mis amigos quienes con sus oraciones y atenciones personalizadas me apoyaron en todo momento. Muy especialmente estoy agradecido con los médicos Samuel Antonio Alfaro Castro y Leandro JeovanyRodríguez Marinero, quienes humanamente hicieron una labor científica muy profesional. Gracias doctores.

Estando internado me enteré del coronavirus que entonces solo afectaba a China. Una enfermera, Daniela Ramos, me explicó en que consistía la enfermedad y me dijo que si ese virus llegaba al país podía afectar a muchos, pero que el personal médico siempre iba a estar dispuesto a trabajar para contener la enfermedad.

Y vaya que tenía razón la enfermera Ramos. Los médicos, enfermeras, socorristas y otros profesionales de la medicina son los que están en primera fila, tratando de contener la expansión del coronavirus (COVID-19). Ellos se están exponiendo y estoy seguro que la mayoría lo hace por vocación y amor a la profesión y a la humanidad.

Siempre he sostenido que la profesión más humana es la Medicina. En este momento en el que todos podemos ser héroes con solo quedarnos en nuestras casas protegiendo a nuestras familias (y con ello al resto de la población), son los médicos, enfermeras, paramédicos y otros trabajadores de la salud quienes han “sacado pecho” para hacer lo humanamente posible por contener la expansión del coronavirus. Más que héroes son superhéroes a veces incomprendidos, mal pagados y desapercibidos.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha instado a los Estados y a los líderes empresariales de todo el mundo a incremental sus esfuerzos para garantizar que los médicos, enfermeras, socorristas y otros profesionales de la medicina que trabajan en la primera línea de la pandemia de COVID-19 reciban los equipos de protección adecuados.

A nuestro personal médico y paramédico hay que agradecerles, pero también estimularlos y protegerlos. Se exponen ellos y sus familias. Les toca hacer jornadas maratónica, trasnochar, armarse de paciencia para soportar la normal histeria colectiva y a veces deben tratar de ayudar con los insumos mínimos y soportar las críticas e insultos de quienes no entienden que no es su responsabilidad la carencia de camas o medicinas de hospitales. El personal médico y de enfermería, así como todos los que trabajan en el área de salud, son en este momento nuestros verdaderos héroes.

Igual reconocimiento merece el personal de la Policía Nacional Civil y los soldados de la Fuerza Armada. Están haciendo un excelente trabajo, aunque siempre hay alguno que abusa. Soldados y policías trabajando a tiempo completo, sin licencias, alejados de su familia y también exponiéndose al coronavirus. Para ellos mis respetos y solidaridad.

Una forma de mostrarles nuestro apoyo y respeto es quedarnos en casa si no necesitamos salir. Este virus lo superamos entre todos. Ellos recorriendo las calles y garantizando que la movilidad ciudadana sea solo la necesaria y nosotros cumpliendo las medidas dictadas por el Gobierno y las autoridades sanitarias.

Todos corremos riesgos, pero es el personal médico y los policías y soldados quienes están en primera línea. Lo mismo con quienes tienen que trabajar para mantener el abastecimiento de medicinas, alimentos y productos de primera necesidad. Quienes ya no tenemos que trabajar la tenemos fácil, pues solo debemos adoptar las medidas de seguridad e higiene y quedarnos en casa. La pandemia pasará y si todos colaboramos los efectos y secuelas negativas serán menos.

Hay que ser un héroe como los médicos, policías, soldados y quienes obligadamente tienen que trabajar. Ellos se están exponiendo, nosotros quedémonos en casa con nuestra familia. Vivir es lindo y vale la pena. Lo sé yo que estuve a punto de morir.