La actual crisis de inseguridad que vive el país, podría ser una de las razones por la que las protestas ciudadanas no se manifiestan en el país, según Cynthia Arnson, directora del programa para América Latina Woodrow Wilson International Center for Scholars, y ponente en el quinto Foro Internacional de Análisis Político.
“La gente cambia sus vidas, no entra en los espacios públicos, no sale en la noche, solamente en ciertos barrios. Yo creo que eso es un factor, especialmente en los lugares más humildes”, acotó Arnson.
Por su parte, la directora Senior para América Latina y el Caribe National Endowment for Democracy, Miriam Kornblith, sugirió que habría que analizar cuales son las condiciones que hacen más díficil la participación.
“El salvadoreño dejará de ser pasivo cuando aparezca un movimiento nato”, señaló.
Ayer, en el cierre del foro, los panelistas discutieron “Las protestas ciudadanas y sus efectos en los sistemas políticos y en la administración del poder”, donde concluyeron que el impacto de las nuevas tecnologías ha venido a renovar la forma de protestar.
Jonathan Hartlyn, de la Universidad de Carolina del Norte, sostuvo que a pesar que estamos en una nueva era para protestar, en América Latina vivimos en una especie de “museo viviente”.
“Estamos en un museo viviente donde vienen nuevos actores y comportamientos, pero muchos de los viejos se quedan, es más como un fenómeno genealógico”, expresó.
Hartlyn también destacó que la población también siente una desafección por la política, y esto no motiva a los verdaderos movimientos sociales a protestar.
Los panelistas también señalaron que las protestas que son convocadas por redes sociales, en su mayoría no tienen un objetivo o timón, por ello no son exitosas.
Hartlyn explicó que estas protestas “sin timón” no sirven para políticas de gobierno “o son aplanadoras o son excavadoras”, pero nunca van a reemplazar al Estado, explicó el ponente.