Luis Carrión Cruz fue uno de los nueve comandantes originales de la Dirección Nacional Sandinista. Distanciado de Daniel Ortega desde los años 90, hoy es una de las voces críticas más reconocidas. Cree que en Nicaragua se gesta una nueva revolución, que Ortega debe renunciar y que su régimen practica “terrorismo de Estado”. Carrión Cruz recibió a Diario El Mundo en Managua, la mañana del 30 de mayo, previo a la brutal masacre del Día de las Madres, perpetrada por escuadrones paramilitares del régimen.
¿Qué está sucediendo en Nicaragua? ¿es una nueva revolución? ¿es una primavera estilo árabe? ¿qué está sucediendo?
Yo diría que es como una nueva revolución cívica, a diferencia de la del 79, incluso la gente utiliza los términos de insurrección y usan el término de revolución, ¿por qué? primero porque es un movimiento gigantesco que se expresa en todo el territorio nacional, no son sólo los estudiantes, no son sólo los jóvenes, realmente es un levantamiento. Segundo piden un cambio radical del régimen y cuando decimos un cambio radical es la reestructuración de todos los poderes del Estado: Consejo Supremo Electoral, Corte Suprema de Justicia y en primer lugar, pues del Ejecutivo; se pide la renuncia, se pide la reconstrucción de la Policía, no solo es la salida de la persona, las demandas implican la refundación, por así decirlo, del Estado Nicaragüense.
Para muchos observadores nacionales e internacionales sorprendió de repente la espontaneidad de una revuelta que nadie estaba previendo…
Yo creo que nadie lo veía, algunos habían estado desde hace algunos años denunciando el control social, la represión, los fraudes electorales, la corrupción de la justicia pero los que actuaban abiertamente eran pocos y tanto el gobierno como otros sectores estaban confiados que lo que había funcionado todo este tiempo, pues iba a seguir funcionando. Así que para la inmensa mayoría de las personas esto fue una gran sorpresa. Ahora, una vez que ocurrió, se entienden las causas y las causas son estas mismas que habían estado siendo denunciadas por otras personas y que fueron acumulándose. La gente sufría humillaciones tanto en el sector público, cuando a los empleados los llevaban, los llevan todavía a hacer actividades que son completamente ajenas a sus funciones. Los estudiantes extendían en las universidades unas estructuras llamadas UNEN. Había humillaciones que se fueron acumulando, se fueron acumulando. Las protestas sociales son reprimidas y bueno, la gente se replegaba pero sí se fue quedando adentro la corrupción. La chispa no fue lo de la reforma del INSS (Seguro Social) verdaderamente; la reforma al INSS generó algunas protestas, con relativamente poca participación, pero ya en el mismo día que se iniciaron las protestas, hubo una represión descomunal usando policías con turbas actuando en conjunto y atacaron. A a raíz de eso, al día siguiente, las protestas se masificaron, la represión continuó con muertos, con heridos y hasta se convirtió en una insurrección imparable que empezó por la solidaridad. Es decir, el rechazo a la violencia que rápidamente fue escalando cuando la gente entendió que todos esos fenómenos eran simplemente, esa violencia era simplemente, la expresión del régimen dictatorial.
Ahora, ¿le sorprendió la brutalidad de la represión?
Me sorprendió el descontrol, es decir, la represión del primer día, pero ya el segundo día, uno puede decir están actuando autónomamente, órganos represivos de esas unidades que ellos tienen de matones civiles. Pero la vicepresidenta, que era la que daba la cara en ese momento, tenía un discurso histriónico, súper agresivo y la represión continuó. Ya uno dice en ese momento, aquí hay voluntad y como en el pasado, con la represión, sin tener que llegar a los extremos, habían logrado sofocar las protestas; en esta ocasión los primeros actos de represión producen todo lo contrario, ellos deciden subir la parada y es la fecha y siguen matando, todavía el lunes hubo muertos y seguramente van a ver más; entonces, está claro para mí que esto fue una política y decisiones tomadas a alto nivel.
Yo escuchaba esta semana hablar a Bianca Jagger de una guerra sucia contra los jóvenes, una guerra sucia implica terrorismo de Estado, ¿eso está ocurriendo en Nicaragua?
Sí hay terrorismo de Estado, sin duda. Hay jóvenes que se los llegan a traer a sus casas, algunos se logran ubicar, otros no se sabe bien, que están desaparecidos. La policía acepta tenerlos pero no rinde cuentas. Hemos visto muchachos secuestrados y llevados a las instalaciones del Frente Sandinista, no a la estación de Policía. Hay campañas de terror psicológico, amenazas, fotografías que circulan señalando a personas y el uso generalizado de turbas que atacan los tranques, que atacan las protestas, impunes completamente, sin ningún temor y algunos de ellos van armados. Esas turbas usando las estrategias del gobierno para tratar de sofocar la represión. Hay gente que ha sido atacada y herida ya en su casa o cerca de su casa, fuera de contexto o gente que va por la calle. Una de las cosas que ellos quieren hacer es crear un clima de caos, de terror, creyendo que con eso van a lograr que la gente se vuelque en contra de los manifestantes y también para intimidar a la empresa privada, también estimular un saqueo en algún momento con este mismo fin.
Precisamente ahora aparece el mayor empresario nicaragüense, Carlos Pellas en una declaración bastante transcendental creería yo, ¿ qué le parece eso? y por otro lado ¿significa esto que Ortega se está quedando solo?
Sí. El modelo que operaba hasta antes del 18 de abril, el modelo político era el del entendimiento del régimen de Ortega y, principalmente, la gran empresa privada, Modelo, Diálogo y Concertación, creo que se llama. Y había un entendimiento mediante el cual los empresarios se hacían de la vista gorda de todos los problemas políticos e institucionales, Ortega les facilitaba sus operaciones, sus negocios y Ortega derivaba una cierta legitimidad que no la lograba completamente para las elecciones, eso se acabó. Había mucha presión y crítica a la empresa privada porque la gente los ve como que están un poco tibios en estas circunstancias, pero es natural que pase, pero la verdad es que se produjo un divorcio y un divorcio que es irreversible.
¿Entonces Ortega se está quedando solo, siente usted?
Ortega está quedándose sólo en muchos sentidos. El día de ayer, por ejemplo, circuló un comunicado de un grupo de asociaciones de empresas turísticas en donde no solo es que le están quitando el apoyo, están denunciando las presiones y los chantajes a los que están siendo sometidos. Eso es inédito, nos muestra la desesperación del régimen que al no tener consenso trata de aparentarlo a punta de fuerza. Es la misma lógica con la que salen a reprimir a las calles, es la misma lógica con que intentan chantajear a otras personas para que saquen pronunciamientos favorables. Entonces Ortega se está quedando sólo porque perdió una gran parte de su propia base y otra parte está desmoralizada y desmovilizada. Ortega perdió porque el ejército declaró que no iba a intervenir en esta situación. La parte internacional ha ido más lento pero poco a poco van aumentando las críticas. Por ejemplo, un pronunciamiento de la Unión Europea muy fuerte, en estos días unos de Estados Unidos se han pronunciado, la Asamblea de Costa Rica ya por fin se pronunció. Es decir, también va perdiendo apoyos internacionales o gente que lo toleraba o hacía negocios con él a nivel internacional pero que ahora ya están tomando distancia. Entonces sí, Daniel Ortega se está quedando solo, está más solo que nunca.
La gran incógnita es el papel del ejército, es cierto que han dicho que no se van a meter o reprimir pero ¿se van a quedar así impávidos viendo la represión, qué cree que va a pasar?
Yo lo único que puedo decir es que declararon que no se iban a meter y lo han cumplido hasta ahora. A mí me parece que no se van a meter, eso pondría en un serio riesgo a la institución misma que tiene intereses corporativos que proteger, pero dudo que hagan más que eso.
En partidos políticos, la oposición estaba desarticulada, el sandinismo parecía dominar todo, el orteguismo parecía dominar todo, ¿cuál es el papel de los partidos en estas circunstancias?
Bueno el papel de los partidos en esta circunstancia es casi nulo. Este es un movimiento totalmente auto-convocado, espontáneo, con múltiples cabezas y ese es uno de los problemas que tiene loco al régimen, que no hay una cabeza que pueda cortar y que entonces todo se disuelva. Los partidos políticos, la mayoría de los partidos políticos, bueno los partidos políticos legales, son vistos como socios del régimen, están desacreditados, no tienen espacio real. Segundo, el régimen durante muchos años ha tenido una campaña de descrédito, demonización de los pocos partidos que han mantenido una oposición vertical y esa campaña ha tenido éxito, más otras personas que han, que yo no sé también si es un signo de los tiempos. Ahora todo mundo se quiere representar directamente y los partidos políticos son vistos como un innecesario estorbo. Esta espontaneidad, tiene sus ventajas y también tiene sus desventajas porque a la hora de sentarse en una mesa de diálogo, ahí hay varios sectores con diferentes voceros, diferentes perspectivas tratando. Han avanzado, yo creo que no van mal pero, pues es más difícil todo. Ahora poder estructurar una acción coherente en todo el mundo pues es algo difícil, pero efectivamente aquí los partidos y todo el mundo dice que no quieren saber de ellos.
Pero si van a haber elecciones u ocurre un adelanto de elecciones, ¿cómo ve el panorama?
Bien, yo creo que todos los partidos que están en la Asamblea están fuera de juego. Yo preveo que algunos partidos ilegalizados puedan ser legalizados y puedan participar, mas van a ver varios intentos de conformar nuevos partidos. Yo ya lo he oído decir de jóvenes que ellos quieren formar un partido, lo he oído decir de algunos empresarios que ellos quieren formar un partido y no sé, hasta los campesinos van a querer formar uno. Pero sí preveo, ya es otra etapa, ya llegados ahí, pues habremos avanzado bastante, pero es difícil imaginárselo cómo va a ser. El riesgo es la dispersión, con esas circunstancias, es la dispersión.
¿Cuáles son las salidas posibles a esta crisis?
Las salidas posibles: la renuncia de Ortega, un gobierno de transición que reorganice el Consejo Supremo Electoral, que organice la Corte Suprema de Justicia, que traiga a las Naciones Unidas para instalar el mecanismo de investigación y sanción de los responsables y, sobre todo, que prepare elecciones anticipadas para finales de este año, a inicios del año que viene. Otra forma podría ser un referéndum para hacer lo mismo, pues, vía un referéndum, a condición de un gobierno provisional. Aquí te vas a dar cuenta que aquí hay dos grandes demandas. Primero justicia, yo te decía que esta insurrección empezó por una respuesta de solidaridad con los que estaban siendo víctimas de la represión y eso solo se ha reforzado. La sensación de la impunidad, del desinterés, más que el desinterés el desprecio, pues, del gobierno a estos crímenes. Entonces, aquí la gente quiere que venga la Comisión de seguimiento que se estableció en los acuerdos de la CIDH, que venga un mecanismo de investigación internacional porque nadie cree en los nacionales. Quieren castigo, castigo a los jefes de policía, castigo para algunos alcaldes que anduvieron visiblemente jefeando turba. Entonces eso es un primer gran bloque, eso es importantísimo además para la sanación de la sociedad, yo creo que eso es clave. Y segundo, la democratización, la refundación hasta cierto punto del Estado.
Usted fue uno de los nueve comandantes de la revolución sandinista, ¿qué siente en lo que se convirtió Daniel Ortega fue su compañero tantos años?
Siento por un lado una terrible frustración. Yo tengo muchos años de estar en oposición a Daniel Ortega y yo sabía que él era capaz de represión pero no imaginé que fuera capaz de llegar a estos niveles de irresponsabilidad para sobrevivir a toda costa, se destruya lo que se destruya, se hunda lo que se hunda. El país está en una crisis tremenda ahorita y él ni siquiera da la cara y ese nivel de irresponsabilidad me sorprendió, pero lo peor que yo siento es la frustración de tener que estar reviviendo circunstancias que me tocaron vivir cuando yo era un joven y cuando sufríamos la represión de Somoza. Es inevitable hacer esas conexiones, hacer esas referencias al pasado porque Daniel Ortega está actuando igual que como actuó Somoza en sus últimos dos años en el gobierno. Ahí han circulado discursos de Somoza puestos a la par con discursos de Ortega, increíblemente similares.
Luis Carrión Cruz
Uno de los nueve comandantes originales de la Revolución Sandinista de Nicaragua. Fue viceministro de Interior y ministro de Economía de Nicaragua. TIene una Maestría en Administración Pública. Desde 2005 ha sido miembro del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), integrado por disidentes del Frente Sandinista. Tiene 65 años.