Víctor Cuadras y Zayda Hernández, estudiantes nicaragüenses.


Víctor Cuadras y Zayda Hernández son dos dirigentes estudiantiles nicaragüenses que han estado en primera fila de las protestas contra el régimen de Daniel Ortega. En esta entrevista nos narran la situación actual de su país y denuncian la masacre que sufren de parte de las fuerzas del Estado



¿A casi tres meses del inicio de las protestas contra el régimen de Ortega, cuál es el estatus actual de la situación en Nicaragua?

Víctor Cuadras (VC): Hay dos puntos muy evidentes a estas alturas, el primero es que el pueblo nicaragüense no va a dar marcha atrás. Si esto hubiese sido una chispita, un fuego de fósforo ya se hubiera apagado. Sin embargo, la indignación, la convicción de lucha del pueblo nicaragüense crece cada día más y en vez de perder la lucha, perder adeptos, los gana y no solo nacionalmente, sino internacionalmente lo cual asegura una victoria. Y dos, claramente el panorama muestra que el régimen no tiene ningún interés de dejar del poder. Quiere sostenerse en él hasta las últimas consecuencias. El panorama, lamentablemente, es gris porque lo que nosotros hemos exigido desde un inicio es el cese a la represión; el hecho de no querer más muertes no ha sucedido y al parecer no va a suceder en los próximos días, es un proceso de pacificación que va a llevar unos meses, porque requiere ahora no solamente de un esfuerzo nacional, sino de un esfuerzo multinacional y multi-organizacional que nos permitan llegar a unos acuerdos de paz, porque ya tenemos que entrar a un tema de justicia transicional, en este momento en un régimen que ha cometido más de 300 asesinatos, que no ha dado cuenta de más de 160 desaparecidos que en su mayoría estamos seguros que han muerto, cuyos cuerpos han sido desaparecidos. Después de crímenes de lesa humanidad que se han cometido que se encuentran por cientos, por miles, ellos saben que sólo tienen dos opciones: la cárcel perpetua o la muerte y ante eso un dictador como Daniel (Ortega) y una loca, enferma como Rosario (Murillo) lo único que piensan es en matar y entronizarse para siempre. Entonces, esto nos deja un panorama que lamentablemente avizora más muerte y dolor, pero no es algo que nos atemorice porque si nosotros retrocedemos entonces es como que si no hubiésemos hecho nada. A estas alturas no hay vuelta atrás y la sangre de nuestros hermanos asesinados demanda frontalidad y demanda fuerza.

 

¿Cómo surgió esto del levantamiento popular, mucho se habla de una revolución sin armas? ¿Cuál es la diferencia por ejemplo con la revolución sandinista de 1979?

Zaida Hernández (ZH): Que en 1979 eran frentes armados. Los pioneros de esta revolución cívica y pacífica es por parte de los estudiantes. Fuimos los primeros en alzar la voz demostrando la indignación que nace del día miércoles 18 de abril cuando nuestros viejitos fueron golpeados por estar protestando pacíficamente en contra de la reforma del Seguro Social. Ahora, como estudiantes, no tenemos armas, tenemos libros y con lo único que hemos logrado defendernos ha sido con piedras, de uno con otro momento morteros y con huleras (ondillas) que eso no le hace nada a las turbas organizadas y armadas por parte del gobierno. También la Policía utilizando su armamento junto con los paramilitares. Todo esto financiado por el gobierno ya que han perdido la institucionalidad por mostrarse afines a un gobierno genocida.

 

Hace tres meses todo mundo hablaba de la prosperidad económica de Nicaragua. Los salvadoreños venían felices desde Nicaragua cuando hacían turismo allá. Hablaban de la seguridad pública en comparación al problema de pandillas que tenemos aquí. ¿Qué era eso, era una burbuja, era apariencia, cómo explican todo esto?

VC: La seguridad era una seguridad de cartulina barata. Si en realidad en Nicaragua hubiera imperado la seguridad ciudadana, la seguridad pública, eso no se hubiera desbaratado en menos de dos meses. Demuestra que era una especie de cortinita de papel china al que le habían puesto Policía Nacional, pero que detrás se escondía a una mafia. Se escondía un grupo terrorista que acuerpaba al Frente Sandinista de Liberación Nacional. Eso sí lo vemos desde la parte de seguridad y si nos enfocamos en la parte económica vemos que el modelo de diálogo tripartito que tenían el Estado, empresa privada y gremios organizados de trabajadores que no eran nada. Eran sindicato de trabajadores politizados que entraban en un triángulo de supuesta discusión en la que ya todo estaba armado previo a llegar a un acuerdo. El desarrollo económico en Nicaragua es un claro ejemplo de lo que ha sucedido antes del 18 de abril, un claro ejemplo del hecho de venir y negociar estabilidad económica, el aseguramiento de inversiones privadas a costa de la institucional y de la democracia de todo un pueblo. Y vemos que ese modelo es, por cualquier vía que se busque, no es fructífero, no es sostenible y es más bien un cáncer que comienza a crecer y que tarde o temprano va a terminar con todo. En esta situación si en Nicaragua se hubiese respetado mínimamente la institucionalidad, la libertad y la independencia de todos los poderes del Estado, no estuviesen sucediendo las tomas de tierra ilegal de la cual están siendo víctimas muchísimos grandes empresarios de Nicaragua. ¿Por qué? porque el estado terrorista de Daniel Ortega y Rosario Murillo vieron que ya estos grandes empresarios no estaban con ellos y lo único que hicieron fue comenzarles a mandar tiros que custodiaban pueblos engañando para que se tomaran tierras privadas o bienes y queman una radio difusora, una empresa de publicidad porque ya no está de acuerdo con el régimen y eso no lo hace Daniel Ortega de su mano, no, manda a la Policía Nacional. Tiene cooptada a la Fiscalía General de la República que no hace ninguna investigación. La Corte Suprema de Justicia no se ha pronunciado en lo absoluto sobre ningún caso y todo lo que sucede es con el beneplácito del gobierno. Y la empresa privada que apoyaba, elogiaba el actuar político de Daniel Ortega está ahora insegura con el monstruo suelto.



Evidentemente la institucionalidad democrática y la separación de poderes, como la conocemos en El Salvador, no existe en Nicaragua…

ZH: Nunca ha existido mientras ha estado el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Se encargaron de destruirla, en realidad que con esta experiencia de los últimos meses nos hemos dado cuenta de lo difícil que fue para don Enrique Bolaños (expresidente 2002-2007) construir una Nicaragua sin corrupción, con Estado de derecho y democracia fue sumamente complicado, tenía un Frente Sandinista por debajo. Estaba enfrentando la crisis que había generado el pacto entre Daniel (Ortega) y (el expresidente Arnoldo) Alemán. Y nosotros nos creímos todas las mentiras populistas del Frente en su campaña en el 2006 para llegar al poder. Lo que no sabíamos era el plan maquiavélico que rondaba en la cabeza de Ortega: era desaparecer cualquier ápice de democracia, de estado de derecho con el único propósito de volver a entronizarse en el poder. En este momento la situación es tan grave que hasta los centros de salud son cerrados. Los hospitales cierran las puertas ante las necesidades de atención médica de los ciudadanos que han participado en los movimientos civiles, que han apoyado tranques, barricadas. Entonces si llega hasta ese nivel de poner a una enfermera, a un médico que ha jurado salvaguardar la vida de alguien en contra de sus propios hermanos, eso es sumamente serio.

 

¿Cuándo dicen, nosotros creemos en algunas promesas populistas de Ortega, qué promesas, qué les hizo creer en Ortega alguna vez?

VC: Ortega en su campaña que era una campaña de reconciliación nacional en la que teóricamente todas las fuerzas divergentes del Sandinismo ya habían conversado, tenían un proceso de pacificación. Ortega quiso desmitificar el hecho de que él era solamente un maldito guerrillero que servía solo para la guerra y que en este momento estaba en la capacidad de gobernar bajo la paz, decía: voy a llevar a Nicaragua hacia un verdadero estado de derecho y que en estas circunstancias del 2006, él era la mejor opción para sacar a Nicaragua de la crisis económica que tenía y llevarla al modelo del socialismo del siglo XXI que pregonaba por ser discípulo de Chávez. Entonces nosotros creímos que después de 16 años con gobiernos liberales que demostraron nula o poca capacidad para gobernar, él era en todo caso, una opción viable. Nos equivocamos.

 

Hay un diálogo bastante accidentado en Nicaragua y alguna gente empieza a perder la fe y hablar de que se está agotando. ¿Qué podemos esperar de la mesa de diálogo?

VC: La mesa de diálogo ha sido altamente criticada porque persiste ya el antecedente de la situación venezolana. Sin embargo, en Nicaragua es diferente. En Venezuela el diálogo sustituyó en gran manera la calle, en Nicaragua, el diálogo no ha sustituido la calle y en este momento a pesar que el diálogo está en stand by, la calle sigue. Lo que nosotros hemos dicho en un inicio es que los que estamos por parte de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia dentro de la mesa de diálogo nacional, somos replicadores de la voluntad popular, que nosotros representamos a la calle dentro de esa mesa y eso seguirá siendo así. Qué esperamos de esa mesa, conseguir acuerdos políticos por eso seguimos resistiendo dentro de ella porque los acuerdos políticos no se van a conseguir solo en la calle, tiene que haber una negociación abierta y si no somos nosotros los que negociamos van a venir otros que van a querer venir a negociar en nuestro nombre y no podemos permitirlo. El diálogo es una salida paralela a esta crisis, el diálogo no va a suplantar la lucha popular en las calles. El diálogo es simple y sencillamente un respaldo de la calle para conseguir acuerdos políticos y en eso es en lo que estamos luchando.

 

En medio del diálogo hay una masacre ocurriendo. Hablábamos ya de unos 300 asesinatos, una buena cantidad de desaparecidos, heridos, presos. ¿Hasta dónde va a llegar este nivel de brutalidad del régimen?

ZH: No sabemos lo que ellos tienen en su mente. ¿Hasta dónde va llegar este nivel de brutalidad? yo no puedo… Yo no sé de qué sea capaz. Creíamos que se iban a detener el 20 de abril, no se detuvieron. Creíamos que se iban a detener una semana después, no se detuvieron. Creíamos que iban a respetar la vida de niños y ancianos, ésta no la han respetado. Lo que pasa es que ellos están apostando al desgaste físico, emocional y psicológico de la población. De esa forma creen que vamos a regresar a nuestras casas, vamos a quedarnos en silencio, mas no saben que el pueblo nicaragüense o si lo saben y estamos convencidos que no vamos a dar ni un paso atrás. Ya un muerto más es el coraje que nos da para seguir en la lucha y hasta dónde va a llegar esto, la verdad es que no estoy dentro de la mente monstruosa de Rosario ni Daniel para responder esa pregunta. Ellos están ciegos por el poder y ansiosos, creen que todo es eterno pero Nicaragua ya despertó.



¿Y qué podemos esperar si cae Ortega, qué tipo de gobierno se puede esperar?

VC: Sin duda alguna creo que ninguno de los nicaragüenses nos imaginábamos antes del 18 de abril que Nicaragua estaba tan mal, ninguno. Creo que nadie podía sondear tanta podredumbre que había circulado en el estado nicaragüense. Y a raíz de lo sucedido a partir del 18 de abril, nos hemos dado cuenta que la corrupción ha minado tanto que la falta de moral, de ética, ha podrido la vida de casi todos, por no decir todos, porque algunos se podrían salvar, los funcionarios públicos en Nicaragua, de todos los partidos políticos tradicionales. La política nicaragüense necesita una limpieza profunda y es una tarea que parece titánica pero que es posible y es posible en muy poco tiempo, siempre y cuando haya voluntad de hacer los cambios necesarios. Nosotros dentro de la Alianza Cívica, haciendo análisis, estudiando, organizando, nos hemos dado cuenta que en nueve meses podemos asegurar una base mínima pero sólida de democracia e institucionalidad que nos permita ir a elecciones adelantadas con garantías de respeto al voto popular. Ahora qué pasa si Ortega se va, perfectamente se instaura un gobierno transicional y es lo que la mayoría comienza a pedir cada vez más. Ya Ortega sigue siendo insostenible para el pueblo, porque es el pueblo quien al final está pagando las consecuencias de su presencia en Nicaragua. Se hace cada vez más necesaria la salida inmediata de Ortega del poder para instaurar una junta de gobierno para que se encargue por un periodo de nueve meses, de dirigir el país, mientras se llegan las elecciones generales y municipales. Cada día con Ortega en el poder van a morir cinco hermanos nicaragüenses y eso no lo podemos permitir.

 

¿Qué sienten cuando un partido como el FMLN expresa su solidaridad con Daniel Ortega y el gobierno salvadoreño, por ejemplo, calla ante las atrocidades y los otros gobiernos centroamericanos, con excepción de Costa Rica, han callado ante las atrocidades del régimen?

VC: Voy a hablar por Latinoamérica. Hemos estado acostumbrados a vivir una política sucia, una política sin valores, una política sin ética y lo que el FMLN ha hecho, apoyando al régimen Ortega-Murillo, es una muestra de eso, de la falta de ética, de la falta de humanidad y de la falta de verdadero compromiso social, porque un gobierno o un partido político que apoye al régimen asesino se convierte obviamente en asesino también porque está siendo cómplice de la barbarie que está cometiendo. Lamentable que el FMLN se manche de sangre cuando emite un comunicado que respalda a un grupo de genocidas. Solamente puedo decir que es lamentable.

 

 

Víctor Cuadras y Zayda Hernández

Estos dos jóvenes son estudiantes de Ingeniería Química de la Universidad Nacional de Ingeniería de Managua. Víctor Cuadras, de 25 años y Zayda Hernández, de 24, han sufrido la persecución y la represión de la dictadura de Daniel Ortega. Cuadras además, participa en la mesa de diálogo como parte de la Alianza por la Democracia y la Justicia.