El Salvador cayó ocho peldaños del ranking y disminuyó de 35 a 34 la calificación que muestra el Índice de Percepción de Corrupción medido por la organización Transparencia Internacional (TI).

En una escala de 0 al 100, El Salvador ha pasado de tener una calificación de 39 en 2015, 36 en 2016, 33 en 2017, 35 en 2018 hasta 34 en 2019, según el estudio realizado a través de encuestas a especialistas o personas de negocios.

Guatemala bajó siete puntos, posiblemente influido, según el informe, porque no renovó la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).

De acuerdo al director de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), Roberto Rubio, este informe compila al gobierno anterior y al actual.

Aseguró que la corrupción en alcaldías, la impunidad de un funcionario de la justicia acusado de agresión sexual y los resultados en materia de negociaciones con pandillas, así como la negativa de entregar información pública ante órdenes expresas del Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) contribuyen a la percepción de corrupción.

También mencionó el nepotismo, el irrespeto a reglas democráticas y la inac­tividad de instituciones como el Tribunal de Ética Gubernamental y la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia.

“Ha pasado a inexistir, resucitó y la volvieron a enterrar”, afirmó sobre Probidad y agregó que la Corte exoneró al diputado Guillermo Gallegos.

 

Acceso a información

Expresó que tienen “profunda preocupación” porque, “a pesar de que el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) ha resuelto tres casos emblemáticos” ordenando entregar información pública al Gobierno, sus instituciones recurren a la Cámara de lo Contencioso Administrativo.

Rubio hizo un llamado a las magistradas Yesenia González y Thelma Rosales de Campos porque aseguró que sin argumento están aceptando “con gran facilidad” estas demadas. Según el artículo 101 de la Ley de Acceso a la Información Pública (LAIP), son “los particulares”.

Transparencia Internacional dice que este año “la corrupción es más generalizada en países donde grandes cantidades de dinero pueden fluir libremente en campañas electorales y donde los gobiernos solo escuchan las voces de individuos ricos o bien conectados”.