René León exembajador de El Salvador en EE.UU.


René León fue el embajador de El Salvador en Washington durante casi 12 años; fue el diplomático que negoció el CAFTA, el TPS y tuvo una relación estrecha en las administraciones Clinton y Bush, así como el inicio de Obama. Tras conocerse el anuncio de la administración Trump de cancelar el TPS, León nos da sus reacciones al respecto y analiza las causas y consecuencias de la medida, así como el camino para lograr una legalización permanente.



Hoy se ha anunciado la noticia que tanto temíamos que llegara, el fin del TPS. ¿Qué le parece este anuncio?

Era una decisión que se veía venir, basta ver la actitud de la administración Trump sobre el tema migratorio y viendo las decisiones que ya había tomado con respecto al TPS como Haití y Nicaragua e incluso Honduras. Yo lo había anunciado incluso antes que el presidente Trump tomara posesión, que el TPS estaba muerto y ahora lo que tenemos: una ventana de tiempo muy corta hasta septiembre de 2019 para buscar una salida a los salvadoreños que tienen TPS a través de legislación migratoria en el Congreso.

En la práctica, Estados Unidos está dando un DED, una salida diferida a la deportación, eso es técnicamente lo que está sucediendo con esta decisión y no es nada nuevo para los salvadoreños. Lo mismo pasó a inicios de la década de los 90 cuando termina el primer TPS que los salvadoreños hemos tenido en la historia y después se otorga un DED a los salvadoreños y lo único que hay que hacer para ver la reacción a este tema es ver lo que sucedió en los 90.

 

¿Qué sucedió después de la cancelación de ese primer TPS?

Primero fue un ABC, luego se pasó a un Nacara y así se desarrolló esta historia. Lo que me temo es si existe el interés, la seriedad, y francamente las condiciones que se necesitan de parte del Gobierno salvadoreño para tomar este tema como un tema de nación, porque cuando yo veo las declaraciones de Cancillería, cuando yo veo las declaraciones de líderes políticos del FMLN, en relación a este tema, todavía veo mucha irresponsabilidad en el manejo del tema, todavía puedo denotar falsas expectativas y falsas esperanzas que se están dando a la gente que está perdiendo el TPS prácticamente a partir de este día. Si esa va a ser la actitud con la que el Gobierno va a encarar este tema y depositar sus esperanzas en lo que otros van a hacer en el Congreso, o venir a Washington a pretender, entre comillas, que están haciendo cabildeos con relación a la estabilidad migratoria de los salvadoreños con TPS, si van a continuar por esa ruta, francamente no vamos a llegar a ningún lado.

 

¿Qué debería hacer el Gobierno salvadoreño al respecto?

El tema hay que tomarlo con toda la seriedad del mundo, nuestra representación diplomática en Washington es como que no existiera, no se ha pronunciado, no ha dicho nada, no sabemos qué es lo que hace, mas bien sabemos lo que no hace y en ese sentido, es momento de dar un golpe de timón y cambiar en 180 grados lo que estamos haciendo en materia migratoria en Estados Unidos y eso, desafortunadamente para mí, es la peor noticia porque no veo que esté sucediendo.

Todo mundo habla del TPS, todo mundo hace cuentas felices de que hay cuatro proyectos de reforma migratoria en el congreso pero en realidad no podemos esperar que otros nos resuelvan este problema, tenemos que tener nuestra propia estrategia de cabildeo, construir nuestros propios escenarios y tenemos que trabajar en esos escenarios, que son factibles pero que necesita cambiar totalmente la manera de actuar del Gobierno, que es el principal responsable de esta situación que está afrontando la problemática migratoria.

 

¿Cuáles son las consecuencias inmediatas a las familias salvadoreñas afectadas por este anuncio? ¿Qué mensaje puede darles? ¿Qué acciones deberían tomar?

Lógicamente las personas que tienen TPS en este momento están viviendo una situación de incertidumbre, van a tener que tomar algunas medidas de resguardar sus intereses familiares, patrimoniales, de trabajo. Aquí en los Estados Unidos no es una buena noticia que alguien te diga que tenés que salir en septiembre del 2019. Yo lo que recomendaría a los salvadoreños realmente es que se calmen, que tomen esta situación con mucha serenidad, tienen que analizar de manera objetiva y muy racional cuáles son sus opciones, pero decir que la mitad de los salvadoreños que tienen TPS califican para una residencia permanente no solo es adventurero, sino que es una irresponsabilidad grande hacer una generalización de ese tipo. Creo que los salvadoreños deben buscar asesoría migratoria, tienen que buscar y construir de alguna manera una opción B a lo que son sus posibilidades de mantenerse aquí en los Estados Unidos, lo cual depende estrictamente de los casos individuales de cada salvadoreño, no hay prescripciones generalizadas, no hay pomadas mágicas en relación a este tema. Cada salvadoreño tiene que preocuparse por tener opciones profesionalmente analizadas de cuál es su situación migratoria en caso que no funcione lo que pudiera ser una legislación que permita legalizar a toda la clase TPS como tal, de tal forma que tenga una residencia permanente.

 

¿Cuál es el camino para lograr esa legalización permanente?

Este tema hay que tomarlo con seriedad, llegar a la legislación ABC que protegió a los salvadoreños que habían perdido el TPS en 1990, hasta llegar a la Ley Nacara en el año 1997, para su aprobación y posterior aplicación a partir de 1999, tomó siete largos años de cabildeo migratorio intenso, tomó siete largos años de trabajar mano a mano con el Congreso y los líderes del congreso de esa época, desde Newt Gingrich que era el speaker of the House (el presidente de la Cámara de representantes), hasta los principales impulsadores de esta legislación, que permitió legalizar permanentemente a más de 250 mil familias salvadoreñas hasta la fecha. Y digo hasta la fecha porque la Ley Nacara sigue vigente. Entonces, desde el punto de vista legal hay varios vehículos legislativos, incluso actuales que podrían servir para una legalización permanente de los salvadoreños con TPS, hay coyunturas políticas que en los Estados Unidos en las que el Congreso empezará a negociar con la administración Trump y Trump dice “no hay DACA si no hay muro”, pues debería también haber un postulado que diga: “no hay muro si no hay DACA y legalización para los TPS”. Entonces esas cosas se pueden hacer, lo que pasa es que hay que tener una estrategia fina, hay que tener capital político y acumular capital político, hay que tener una red de contactos políticos en el Congreso y en la administración, hay que generar una coalición migratoria de verdad y no solo para hacer relaciones públicas, sino una coalición migratoria fuerte con stakeholders de Estados Unidos, incluyendo los sindicatos, la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, incluyendo las iglesias, los ONG y organizaciones proinmigrantes.

 

¿Habrá tiempo para todo eso de aquí a septiembre del 2019?

Hay un trabajo urgentísimo que hay que hacer porque ahora no tenemos los cinco, siete años que tuvimos para cabildear y trabajar la Ley Nacara, hoy tenemos menos de un año y medio y debemos empezar ya. Insisto, si queremos politiquear con el tema, si queremos generarle falsas expectativas a la gente y manipular su estabilidad migratoria con fines políticos y electorales, vamos por mal camino. Vamos a llegar a septiembre del 2019 y no habremos arreglado absolutamente nada.

Yo le veo una oportunidad para ponerle una sección a la Ley DACA de estabilidad migratoria para toda la clase TPS, la misma Ley Nacara la veo como una oportunidad, con una modificación menor a esa legislación, cambiando su fecha de aplicación de septiembre de 1990 a que haya sido beneficiado por el TPS a partir de febrero del 2001, se podría ajustar a un estatus permanente el TPS a los salvadoreños. El punto es que hay que saber cómo llegar ahí, tener una estrategia, quiénes son tus aliados y ese es el ejercicio que no se está haciendo.