Conocido en el conflicto armado como Roberto Roca, dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC), Francisco Jovel, sigue dedicándose a la vida política a 25 años de la firma de los Acuerdos de Paz. El asesor y analista de la Asamblea Legislativa sostiene que la guerra no duró 12 años sino 22 años, porque la Fuerza Armada ocupó la Universidad de El Salvador en 1972.
Fue dirigente estudiantil y presidente de la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS) y del PRTC que antes fue la Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT).
Al llegar “el año difícil”, como Jovel califica 1980, miembros de un grupo paramilitar asaltaron su casa, en donde residía con su esposa que tenía ocho meses de embarazo. Después del nacimiento de su hijo, el 9 de enero, asumió el cargo de comandante general en el Frente Farabundo para la Liberación Nacional (FMLN).
A los miembros de la comandancia no les correspondía la participación directa en la actividad propiamente combativa. “Nuestra responsabilidad era la conducción general estratégica de la lucha política y de la lucha militar”, indica Jovel.
“Realizamos tareas para la búsqueda y adquisición del armamento requerido para poder librar una guerra en condiciones tan desiguales y poderla llevar de una manera que tuviera posibilidades de éxito, como lo tuvimos en varias oportunidades”, afirma. Jovel dice que el FMLN propuso una solución política negociada frustrada por diferentes sectores.
Asistió a cada una de las reuniones en que dieron lugar a las reformas constitucionales que traería consigo la firma de los Acuerdos de Paz en Chapultepec. Destaca la importancia del rol que desempeñó junto al comandante Joaquín Villalobos, en la Comisión Nacional para la Consolidación de la Paz (Copaz) en ello. “Estábamos en Nueva York. Era un fin de año feliz”, recuerda Jovel. “Todas las guerras son acontecimientos indeseados para cualquier pueblo, que a veces los pueblos se ven obligados de llevarlos adelante. Algunos decían que era medio milagroso que una guerra como la que vivía El Salvador terminara de esa manera”, admite.
Según Jovel, las negociaciones lograron su cometido: superar el estado de guerra política. Ahora, con las problemáticas sociales, económicas y de seguridad desarrolladas durante el transcurso de las últimas dos décadas, afirma que “se requiere de una nueva generación de acuerdos”. “Cuando los jóvenes dicen que no han vivido en paz tienen razón, pero no se trata de la paz de aquel carácter, sino de aquella paz de nuevas características”.
Antes de firmarse la paz, recuerda, “muchos decían que era imposible, pero través de la presencia de la ONU y la evidencia del esfuerzo de la comunidad internacional, así como el ansia de paz de los salvadoreños, llevó al resultado final: la firma de la paz”.