El escritor Federico Hernández, intelectual de pensamiento liberal, no augura un buen desempeño a ningún candidato, ya que prevé años muy difíciles y complejos independientemente de quién llegue al poder. Critica las campañas de Arena y FMLN, admite que estas contrastan con sus realidades. No tiene duda de que Nayib Bukele, candidato presidencial de Gana, es el primer gran líder populista en El Salvador desde los Acuerdos de Paz y lo identifica un tipo de populismo que pretende pasar encima de las instituciones, el diálogo social y el respeto en redes sociales.

 

¿Qué se juega en estas elecciones?

La irrupción del populismo exacerbado que hemos visto en esta campaña hace que lo que nos juguemos sea más grande de lo que el salvadoreño común piensa porque si hay un partido o una opción electoral, que está hablando de refundar la República, que está hablando de revisar la Constitución, cosa que decía el FMLN pero en la práctica nunca lo hizo, eso hace particularmente grave la elección que podamos hacer el 3 de febrero. Pensar en este momento en estar refundando la República, revisando la Constitución, a mí me inquieta sobremanera. No veo yo qué tipo de refacciones hay que hacerle a la Constitución como para que se esté hablando del tema. Ese tipo de discursos preocupan bastante y ojalá nos hagan reflexionar a todos. Cuando en otras latitudes se ha hablado de refundar la República o reformar la Constitución, hemos visto en qué calamidades ha quedado ese tipo de ocurrencias, no quisiéramos que eso pasara en El Salvador.

 

 

Ahora, Félix Ulloa habla de reformar la Constitución de la República aunque dice que no tocarán las cláusulas pétreas. Admite que proponer eso es delito.

Muy curioso, porque ¿para qué hablar del tema?, si se trata de hacer solo unos parches a la Constitución, que diga cuáles son. El problema es que este tipo de declaraciones van unidas a un fenómeno que he llamado mesianismo, eso preocupa mucho porque la característica del líder mesiánico es presentarse como un redentor de la patria, como alguien que irrumpe en el escenario político para darle vuelta a todo. La sumatoria de este tipo de caracterizaciones hace que inquiete mucho el que aparezcan ese tipo de llamados a la reforma de la Constitución o la refundación de la República.

 

 

¿Tiene algún pronóstico electoral?

Lo que hace difícil los vaticinios en esta elección en particular es el tipo de características que esta campaña ha tenido. Hablaría de tres: el desgaste que han tenido las dos grandes narrativas tradicionales, la irrupción de este tipo de populismo y la tercera es la suciedad que se ha visto, esto último va de la mano con la presencia digital o la digitalización de la política y la virtualización de las candidaturas y las propuestas partidarias. Este fenómeno de virtualización de la política es muy nuevo en El Salvador, el problema es que ha traído aparejado un fenómeno, a mi juicio, terrible, porque es el peor rostro de las redes sociales y es el anonimato masivo, la cantidad de gente que se insulta. Las redes sociales no han servido para intercambiar opiniones respetuosas de plataformas electorales, han servido para insultarse, descalificar al otro y es evidente que hay estructuras montadas para ello. Esto es particularmente preocupante porque no hemos visto que esta digitalización de la política se transforme en criterio para que el electorado pueda tomar una mejor decisión. Esta irrupción de la digitalización de la política ha servido como un fenómeno disruptivo y perturbador del diálogo social, y esto preocupa mucho porque puede llevar a muchísima gente a tomar decisiones más emocionales que racionales.

 

 

¿Esta situación, no solo el estilo de campaña sino el populismo, pone en riesgo la democracia del país?

Toda propuesta populista pone en riesgo muchas cosas, desde la institucionalidad democrática del país hasta la forma en que vamos a entender la política de ahora en adelante. Es decir, voy a poner un ejemplo: ¿qué hace que un candidato se convierta en un estadista?, las cosas que propone, que dice, pero ciertamente muchas características de su propio carácter. Un candidato que no es capaz de poner freno a los excesos verbales de sus seguidores preocupa. Con las diferencias del caso, Mussolini y Hitler jamás le dijeron a sus seguidores: ‘Miren, cállense, dejen de insultar a los que no piensan como nosotros’. Al contrario, con su silencio lo que hicieron fue promover ese tipo de conductas y ya vemos en lo que terminaron esos regímenes. Preocupa cuando tenemos candidatos o líderes, caudillos, incapaces de generar frenos a los excesos de sus seguidores. Ahora, la plaza pública, la calle, son las redes sociales. Y ahí es donde estamos viendo lo masivo de este fenómeno. Tener líderes que no son capaces de ponerle freno a ese tipo de excesos a mí me resulta muy sintomático. De alguna manera nos plantea un rasgo del carácter de esa persona y, ojo, esto ya pasó a más, ya vimos una irresponsable invocación al fraude que derivó en casi un sitio a una institución del Estado que en este caso es el árbitro electoral. Este tipo de fenómenos a mí no me gustan.

 

 

Bukele defendió el populismo en una reunión con universitarios como algo que beneficia a la gente.

Esa es una acepción. Yo le recomendaría ver las otras acepciones que tiene, no todas son positivas. Vayamos fuera del diccionario de la Real Academia de la Lengua, vayamos al diccionario político, el populista es aquel que exacerba los ánimos populares para que la gente tienda a identificarlo a él como personaje con el destino de la patria y eso es fatal.

 

 

¿Por qué?

Ese tipo de populismo lleva a un tipo de gobierno que pasa por encima de las instituciones, se cree que está por encima de las instituciones, del diálogo social, del respeto incluso al otro que piensa distinto, que es lo que veo en las redes sociales en este momento.

 

 

¿Es una especie de autoritarismo?

Es una especie de autoritarismo. Uno no puede hacer una crítica ni siquiera bien fundamentada porque le caen encima una cantidad de personas impresionante, aparecen como cuentas, no sé si son dos o tres personas. El fenómeno existe. Si yo soy un líder que aspiro a ser estadista y a unir a la población, lo que más me va a preocupar es ver a mis seguidores insultando de manera masiva a quienes piensan distinto a lo que yo pienso y yo no estoy viendo ese tipo de reacción en esta persona. Son rasgos preocupantes.

 

 

¿Ve rasgos populistas en los otros candidatos?

Más o menos. Mucho menos que en el caso del candidato de Gana pero también creo que han caído en algunas tentaciones los tres.

 

 

¿Bukele es el primer candidato populista?

Es el primer gran líder populista que veo por lo menos desde los Acuerdos de Paz, sin ninguna duda. Ya habíamos tenido ribetes populistas antes, si uno ve la plataforma o características que tenía Julio Rivera, el fundador del PCN, uno veía ciertas características pero jamás se vio el exceso que estamos viendo ahora. Tony Saca también tenía ribetes populistas, sin embargo, nunca vi la sobreabundancia del insulto y la descalificación que estamos viendo ahora; lo de hoy es particularmente inédito. ¿Hasta qué punto este fenómeno ha golpeado el inconsciente colectivo salvadoreño? es una de las grandes preguntas que yo tengo. La impresión que me da es que, si es cierto que para ganar la elección se necesita un millón de votos, por lo menos, en una primera vuelta, yo me resisto a creer que un millón de salvadoreños hayan sido engañados con ese mensaje. Para mí sería muy decepcionante enterarme que un millón de salvadoreños se han dejado engañar por esto. Pero es una de las tesis que va a ser probada el domingo 3 de febrero.

 

 

Aunque encuestas lo colocan en primer lugar.

O las encuestas están equivocando flagrantemente, lo cual no solo pasaría si el candidato del que estamos hablando no pasa a una segunda vuelta, sino además si pasa a segunda vuelta pero queda en segundo lugar, porque algunas están dando hasta 25 puntos de ventaja. Si no gana en primera vuelta, ya se equivocaron las encuestas. Quiero creer que las casas encuestadoras no se están jugando su credibilidad. Si no pasa en primera vuelta, las encuestas se equivocaron flagrantemente. Si no pasa, las encuestas van a tener una crisis de credibilidad como nunca antes en la historia salvadoreña.

 

 

¿Cómo interpreta el discurso del fraude?

Como una irresponsabilidad. Cualquier persona que haya leído mis columnas sabe que no son ningún fan del Tribunal, he hecho críticas muy fuertes al TSE como árbitro, sin embargo, jamás he hablado de fraude, ni siquiera en los momentos en que fue más desastroso el desempeño del TSE porque no se puede hablar de fraude de primas a primeras. El hecho de que hayamos tenido un candidato que en su discurso populista hable de fraude me parece una irresponsabilidad.

 



¿Es una estrategia?

Es probable. Si es una estrategia no deja de ser irresponsable. Un populista es capaz de decir cualquier cosa, no hay medida para el populista, no pasa nada; es más, piensa que si dice cualquier cosa excesiva eso no va a tener un costo electoral. Por eso tenemos un líder que se permite decir que vamos a tener un aeropuerto en San Miguel muy parecido a los grandes aeropuertos en el oriente del mundo, porque dice una extravagancia como esa y él cree que no va a tener ningún costo electoral.

 

 

¿Qué opina de las promesas contenidas en los programas de gobierno?

En general las promesas me han parecido bastante vacías de todos los candidatos sin excepción. Obviamente el que con mayor grandilocuencia las ha dicho es el que tiene más que perder, es el que tiene más cuesta arriba poder cumplirlas.

 

 

Promesas como generar 300,000 empleos, los aeropuertos, ¿son realistas, fundamentadas?

Pueden ser fundamentadas, dependiendo de cómo se expliquen, a mí lo que me preocupa es la ausencia de explicaciones. Si alguien me dice que va a generar 300,000 empleos, quiero que me diga cómo. Ahí es donde me va a convencer. Quieren hacer un aeropuerto, que me digan cómo se va a financiar. ¿Quién de los candidatos ha hecho una propuesta que uno diga ‘wow’ en el tema fiscal? o por lo menos esto encamina la solución. En medio de esta campaña preocupan los vacíos que uno ve por todas partes.

 

 

Para generar empleo, Bukele dice que creará un Fondo de Garantía creado de una contribución.

Una contribución a la que no quiere llamar impuesto. Sobre esos eufemismos hemos tenido bastante en los últimos años.

 
Preocupa cuando tenemos candidatos o líderes, caudillos, incapaces de generar frenos a los excesos de sus seguidores”
Federico Hernández
Escritor y analista político

Este Fondo sería un respaldo para que los bancos le den préstamos a las personas. También, Carmen Aída Lazo dice que cada sector ha previsto una cantidad de empleos al eliminar barreras o burocracias de cada sector.

La economía no solo se ha frenado porque ha habido un discurso antiempresarial sino también porque se ha venido cargando de impuestos a los mismos de siempre, ahí sí son los mismos de siempre y la economía no funciona. Ya se nos había ofrecido estas cosas, se llamaba como tiene que llamarse, el impuesto, para poder sufragar la participación económica de los que no pueden, sin embargo, eso no ha ocurrido en la práctica como no ha ocurrido en otros países del mundo donde ha tratado de implementarse. Coincidimos mucho más con la postura de quitar las barreras de la economía; ahora, eso pasa por ver cosas concretas, ¿qué tipo de impuestos se van a quitar?, ¿cuáles van a ser los sectores que se van a priorizar?

 

 

¿Generaría empleo un Fondo de Garantía?

Si pasa por subir los impuestos, no veo cómo. El círculo de la prosperidad económica se da en la medida que hay gente que tiene para invertir y hacer inversiones fuertes en el país que a su vez generen empleo. Si usted lo que hace es quitarle a un sector que está produciendo y se lo pasa a uno que no está produciendo, lo que va a pasar es que el que no está produciendo probablemente haga muy poco con lo que usted le dé y el otro deje de producir. La sentencia de Lincoln es muy sabia: usted no puede sacar a la gente de la pobreza haciendo pobres a los que tienen; no ha funcionando en ninguna parte del mundo, que alguien me diga dónde, si ha funcionado en alguna parte del mundo esa receta, se la compro.

 

 

El programa de gobierno de Bukele dice que el gobierno será promercado, antineoliberal con “repartición justa y equitativa de las riquezas”. ¿Se puede?

Neoliberalismo en la teoría política económica no existe, no conozco un pensador serio que se diga a sí mismo neoliberal, no sé a qué se refiere. Ni siquiera el Frente lo ha explicado nunca y habla de neoliberalismo todo el tiempo. Dentro del pensamiento liberal hay de todo, todos somos promercado, pero hay gente que tiende a ver la participación del Estado en mayor medida que otros. En el pensamiento liberal se habla del minarquismo, la tendencia a hacer más pequeño el Estado, todos somos minarquistas, pero algunos en gran medida y otros menos. Yo no me considero un minarquista extremo, creo que el Estado tiene un papel de árbitro que jugar, lo que sucede es que el Estado tiene que ser pequeño y eficiente. Si el Estado es pequeño pero no es eficiente, es un desastre. Si eso es liberalismo no extremo, puede tener cierta viabilidad que se hable de distribución, pero mientras no le ponga números al concepto distribución, usted puede decir cualquier cosa.

 

 

¿Equitativa?

Con ese apellido de equitativo, millones de personas pagaron con su vida en China y en la Rusia de Stalin. ¿Cómo se va a hacer?, esa es la gran pregunta.

 

 

¿Qué errores ha cometido ARENA y FMLN?

Yo he criticado muchísimo la campaña de ARENA, una campaña con poco sustento, poco pegue, muy dulzona, creo que le ha faltado mayor estrategia. No la siento enfocada y nunca sentí que el mensaje fuera el adecuado. La campaña del FMLN últimamente la he visto mejor pero también muy raquítica, muy poco entusiasmante. Vamos es un fenómeno que habrá que ver en qué se convierte. ¿Cómo es posible que un candidato hable de los mismos de siempre cuando él está al lado de gente que son los mismos de siempre, son lo peor de lo de siempre? ¿Por qué no se explotó más?, no lo entiendo, se lo dejó crecer.

 
Ese tipo de populismo lleva a un tipo de gobierno que pasa por encima de las instituciones, del diálogo social, del respeto incluso al otro que piensa distinto”
Federico Hernández
Escritor y analista político

Pero hay cierta incoherencia entre la campaña y su propia realidad.

Sí, tanto ARENA y el FMLN tienen deudas y muy abultadas, no hay ninguna duda, claro, el mensaje del candidato Calleja ha sido que la gente no lo valore a él como candidato por esas deudas, obviamente no es tan fácil como eso, pero habrá que ver si realmente para llegar al ánimo del electorado bastó el tipo de campaña que se hizo.

 

 

¿Ve división en Arena o en la derecha, a raíz de las internas de Arena?

No lo percibo. La impresión que a mí me da es que, frente a la alternativa, es mejor la unión en este caso que la división, esperaría yo, es lo sensato de hacer en este momento.

 

 

¿Ve división entre el FMLN sobre una alianza con Bukele en segunda vuelta?

Dentro del Frente creo que hay gente que necesita comprar impunidad, no hay ninguna duda, y creo que esa gente se va a sentar con quien llegue. No creo que sea la mayoría de dirigentes del FMLN, creo que la gran mayoría está convencida de que no puede entregarle la marca de izquierda a un nuevo personaje o a una nueva alternativa. Mire, si uno revisa los manuales marxistas leninistas, un comunista puede perder hasta el poder pero no puede perder la vanguardia y la vanguardia es el partido, siempre. Sería un suicidio, por lo menos ideológicamente, que el FMLN o los votantes del FMLN apoyaran en una segunda vuelta a alguien se plantea como su alternativa. No me da la impresión de que la cúpula esté de acuerdo con eso, es la impresión que tengo. Ahora, si se quieren equivocar, adelante. Se han equivocado muchísimo, no extrañaría tampoco.

 

 

En la derecha se da la discusión de qué partido fue el que tuvo relación con el expresidente Antonio Saca. ¿Está relacionado de alguna manera con toda la derecha?

De alguna manera, sí. Tony Saca llegó a ser presidente de El Salvador por Arena, yo sí creo que hay un tipo de exorcismo, por lo menos discursivo que Arena todavía no ha hecho, el caso de Tony Saca, esa es la impresión, no es tan fácil con decir: ‘Lo sacamos y ya estuvo’, no creo que por ahí vaya el asunto. El problema es cómo una persona como esa llegó al poder, ese es el gran problema. Y creo que el mea culpa, en todo caso, dentro de Arena tiene que incluir un cierto nivel de responsabilidad por el hecho de que el hombre haya llegado a acumular ese nivel de poder que ojalá no vuelva a ocurrir en el país, ni en la derecha ni en la izquierda. Dicho eso, no es posible que venga la gente de Gana a desligarse de Tony Saca, ellos menos todavía, porque Tony Saca no solo fue el líder que creó, sino que financió a Gana, eso está clarísimo, venir a cuestionar a Arena sobre sus vínculos con Saca me parece una incoherencia tremenda.
Yo sí creo que hay un tipo de exorcismo, por lo menos discursivo, que Arena todavía no ha hecho, del caso de Tony Saca”
Federico Hernández
Escritor y analista político

 

¿Qué papel ha tenido el empresariado en la crisis del sistema de partidos?

El empresariado ha hecho lo que ha tenido que hacer, insistir en el tipo de economía que funciona, ese es su papel, sin identificarse con ninguna de las tendencias, aunque sí hacer las críticas. En estos últimos años, las gremiales han tenido un papel fundamental en la defensa de la institucionalidad democrática, yo no sé que hubiera ocurrido en El Salvador en el 2012 para defender la Sala de lo Constitucional porque en ese momento ni Arena fue efectivo para hacer eso. Eso se hizo a través de una amplia red de conexiones sociales que incluyeron de manera muy clara al empresariado nacional, lamentablemente es el caso que no se dio en Nicaragua, ahí hubo una especie de connivencia con estas características dictatoriales de (Daniel) Ortega y ahí están las consecuencias.

 

 

¿Cree que está preparado el empresariado para defender la institucionalidad frente a un gobierno populista?

Yo creo que sí, será el deber, de todos los gremios en el país, de unirse, frente a la posibilidad que exista un gobierno marcadamente populista.