Tras conocerse que ahora llegó al pleno legislativo una iniciativa que pide que se cambie el nombre de la Puerta del Diablo a "Puerta de Jesús" o "Puerta de Dios", la Secretaría de Cultura de la Presidencia a través de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural y Natural, manifestó que es improcedente la moción, tomando como base la Ley Especial de Protección al Patrimonio Cultural de El Salvador (LEPPCES) y hace referencia al cambio que el movimiento que promueve el cambio de nombre también recuerda, que pasó en 1972, mismo que no fue efectivo por no ser oficial.

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"Con base en el artículo 44 de la Ley Especial de Protección al Patrimonio Cultural de El Salvador (LEPPCES), la moción de modificar el nombre Puerta del Diablo no procede por tratarse de un nombre histórico y por tanto posee protección", dice el comunicado emitido esta noche.

El cambio de nombre va en contra de los establecido en los incisos 2, 4 y 5 del referido artículo de la LEPPCES, que cita: “Queda terminantemente prohibido cambiar los nombres de lugares autóctonos con los cuales son conocidos los bienes culturales , las poblaciones, lugares históricos, áreas, zonas o sitios culturales de El Salvador, parajes turísticos, calles, avenidas o carreteras, monumentos, plazas, jardines, ríos, lagos, volcanes, cerros, o cualquier otro lugar o espacio geográfico del territorio nacional. Igual protección es extensiva a nombres históricos y culturales”.

La tradición oral es esencial para la transmisión de los conocimientos y memoria colectiva entre las personas, por lo cual, un cambio dentro de la manifestación cultural que violente su significado social o su viabilidad en su transmisión implica amenaza en detrimento de su desarrollo.

 

¿De dónde proviene el nombre de Puerta del Diablo?

Secultura toma el escrito y dice que "recuerda que el nombre de Puerta del Diablo fue originado por los diversos relatos que se transmiten mediante la tradición oral, como la leyenda sobre “la aparición del demonio a Rosendo Renderos —apellido por el cual se adjudica el nombre a Los Planes de Renderos— y su hija María de la Paz, valencianos del viejo continente que compraron tierras para sembrar naranjos”, que cuenta que “una noche el demonio salió corriendo de los pobladores que le habían tendido una trampa y al huir se estrelló contra una gran roca y esta por el impacto se partió en dos dejando un gran boquete”".

La historia nos cuenta además que el 3 de mayo de 1972, el párroco de Los Planes de Renderos, Bonicio Morín bautizó y trató de nominar a la Puerta del Diablo como Puerta de los Ángeles, colocando una cruz a pocos metros de donde había fallecido la artista Morena Celarié (1922-1972), ante lo cual el alcalde municipal Nolberto Benítez se pronunció: “El cambio de nombre no tiene carácter oficial ni ha sido consultado a las autoridades, ni a los sectores populares”. También la población y los diputados se negaron ante tal sugerencia, debido a que no era la causa de los problemas de violencia social, además de interrumpir con la tradición nacional que le da realce a este lugar turístico reconocido internacionalmente por su peculiar nombre.

En la toma de esta postura, Secultura se apoya además en la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO de 2003, ratificada por El Salvador en 2012, la cual establece en su artículo 2, numeral 1, que el patrimonio cultural inmaterial está conformado por “Los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas —junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes— que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad, y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana”.