Rosmit Mantilla, diputado opositor venezolano. / DEM


El diputado antichavista por el partido Voluntad Popular, Rosmit Mantilla, activista de derechos humanos, estuvo preso dos años, seis meses y ocho días, cuenta haber sido testigo de torturas físicas y víctima de torturas psicológicas. Fue elegido diputado en prisión y juramentado hasta que fue liberado luego de ser declarado como prisionero de conciencia. Ahora realiza una gira por la región, visitando El Salvador, México, Guatemala, España, para contar su historia e intentar que los demás países se vean en Venezuela. Asegura que la “tortura” es el ministro de Nicolás Maduro y cuenta cómo sus compañeros en la prisión fueron electrocutados, violados y humillados. “Hoy, mi partido se encuentra, la mitad en el exilio, la otra mitad preso y otros muertos. Viví, sentí humillaciones y torturas más crueles de del Gobierno venezolano, como todos los compañeros que siguen presos”, dice. Recuerda, dice, cómo Rodolfo González, de 81 años, acusado de rebelión, se colgó, luego de ser torturado durante 72 horas. “Muchos otros casos que hoy constituyen política de Estado, te doy nombres, es una realidad sistemática por parte del Gobierno venezolano”, expresa.

 

Cuenta tan tranquilo los casos de tortura...

Te lo digo tranquilo porque en mi caso no es una opción olvidar, en mi caso tiene que ser la bandera de lucha hasta el día de mi muerte. Hay muchos. La carga más fuerte de estar en la calle, no libre, sino de estar en la calle, es tener que dormir pensando en que tus compañeros, tus hermanos, están tras las rejas pasando lo que pasaste, tuve que tomarme con calma lo que me ocurrió y convertirlo en un recorrido por todos los países de América y el mundo.

 

¿Tortura física y psicológica?

De toda índole ocurre en Venezuela, es muy grave el tema. Yo no podía dormir, de noche escuchaba gritos, se bajaba la luz por los corrientazos, gente que aparecía y desaparecía, a mí nunca me golpearon porque mi partido y el mundo elevaron mi perfil muy alto, tocarme a mí era muy delicado, sin embargo, la tortura psicológica siempre estuvo presente para todos nosotros, todo el resto de mis compañeros tienen marcas en su cuerpo de quemaduras de electricidad, golpes fuertes. Hoy, son más de 300 presos políticos, son más de 3,000 detenciones arbitrarias y un centenar de torturados, registrados, violados, los chicos, los guardias los violan con fusiles por el ano, eso pasa todos los días.

 

¿Qué rol debe tener la comunidad internacional respecto a la situación de Venezuela?

Entender que la situación de Venezuela no es un problema solo de nosotros, es un problema de la región, la corrupción, el narcotráfico, la violación a los derechos humanos, son las banderas de gestión de Nicolás Maduro y todos lo países de la región deben de verse en ese espejo. Mi trabajo, como diputado, defensor de los derechos humanos, es hacer visible, lo que ocurre. Mi trabajo es recorrer todas las repúblicas democráticas contando lo que pasa para conseguir apoyo internacional y para que cada país sea el dueño de su futuro que entiendan que las democracias no se fortalecen por votos sino por el debido respeto a los derechos humanos.

 

¿Es clave para usted el papel de la comunidad internacional?

Sin duda, yo soy de los que piensa que Venezuela tiene que resolver sus problemas pero es fundamental el apoyo internacional, fundamental que todos los países de la región sean solidarios no con la oposición venezolana sino con el pueblo de Venezuela, es fundamental para el futuro de la región que todos los países atiendan lo que pasa en Venezuela, no hay democracia débil ni escueta, sino una profunda y férrea dictadura.



En la Organización de Estados Americanos (OEA), El Salvador está por diálogo en Venezuela. ¿Le complace esa postura?

Como demócrata venezolano estoy convencido que el diálogo es la única solución política en una coyuntura de un país, sin embargo, el diálogo que se plantea en Venezuela, auspiciado por (José Luis) Zapatero como operador político de Nicolás Maduro, es una trampa. Hicimos una propuesta como partido y después como unidad democrática, 28 partidos, pedimos libertad para los presos políticos, respeto a la Asamblea Nacional, canal humanitario para que entren comida y medicinas a Venezuela y elecciones. La respuesta fue encarcelar a más dirigentes políticos.

 

¿Cómo interpreta la postura de países como El Salvador?

La OEA es una gran esperanza para Venezuela. Si llegase a conformarse un grupo de amigos dentro de la OEA, con diferentes países, que diera un arbitraje justo a un proceso de diálogo, por supuesto que sí acompañaríamos la postura del diálogo. Que vayamos al diálogo sin presos políticos, que presos políticos como Leopoldo López estén en esa mesa de diálogo en libertad plena.

 

¿Cómo llegó a Venezuela a ser lo que es?

En el 1999 llegaba Hugo Chávez promoviendo la antipolítica, los antivalores, el antipartidismo, promoviendo la anarquía como sistema de gobierno, la inmoralidad, la falta de respeto a nuestros símbolos patrios y avanzó así. Veníamos de una sociedad sumamente deprimida en el tema económico por algunos desmanes políticos y llegó Hugo Chávez con esta oferta.

Atrajo a muchas personas, Hugo Chávez movió a este país deprimido, sin oportunidades, que crecía una democracia bastante enferma, no de muerte, pero enferma, él capitalizó eso y convirtió a Venezuela en lo que es hoy. Comenzaron a hacer elecciones burlando arbitrajes, eso es el CNE, el brazo ejecutor de Nicolás Maduro.