Cabeza de cordero asada para paliar el frío del altiplano de Bolivia
Sábado 11, Marzo 2023 - 12:00 PM
En la fría noche del Altiplano, a más de 3,700 metros de altitud, una decena de personas hacen fila frente al humeante saco blanco lleno de cabezas calientes.
En plena calle, una vendedora toma de un saco una cabeza chamuscada de cordero, intentando no quemarse mientras le arranca cuero, lana y párpados antes de servirla al plato. En el frío altiplano de Bolivia, el rostro asado deleita paladares noctámbulos y cura resacas.
De niña, Doris Cuba no quería seguir el negocio familiar, pero hoy, a los 48 años, no se arrepiente. Criada por su abuela, que la formó en el oficio, lleva décadas fregando dientes y lana, salando y horneando cráneos de cordero día tras día.
Por las noches, vende este manjar de carne tierna y aspecto poco agradable junto a su hermana Claudia Arispe en una esquina de Oruro, en el oeste de Bolivia.
"Nosotras somos las nietas que seguimos con la tradición. Mi abuelita, yo me acuerdo, vendía (rostro asado) envolviéndolo en un periódico, con lana y todo", recuerda Cuba mientras cuenta billetes delante de su puesto callejero, bautizado Rostro Asado Doña Chavelita en homenaje a la abuela.
En esa época, los clientes se encargaban también de partir por la mitad el cráneo para acceder a las entrañas, y lo hacían golpeándolo contra "la pared". "Ahora lo abrimos", explica, un cambio de costumbre para ampliar la clientela.
En la fría noche del Altiplano, a más de 3.700 metros de altitud, donde las temperatura medias en pleno verano van de los 6 Cº de mínima a los 19 Cº de máxima, una decena de personas hacen fila frente al humeante saco blanco lleno de cabezas calientes. Trasnochadores, borrachos y algunos visitantes curiosos son los principales clientes del quiosco.
Abierto de viernes a domingo entre las 17 y las 6, es uno de los contados lugares de la ciudad donde se vende este plato de origen incierto, también presente en la gastronomía noruega y sudafricana, entre otras.