Contemplación en gris
Viernes 14, Marzo 2025 - 5:00 AM

Recientemente leí que el fanatismo ideológico o religioso, usualmente termina convirtiéndose en los cables de un verdugo, que al contacto emanan electricidad ajusticiadora hacia toda opinión o postura que no arda como su corriente.
Una de los efectos del bombardeo mediático, en cualquiera de los tópicos que estén presentes, es el de sugestionar a tomar una postura; la que fuere. Ya sea a favor o en contra, pero situarse en una posición que, si esta no va de los extremos, se verá en términos medios, de un tono sombrío o gris.
Y a mí parecer, el gris, es un tono hermoso porque no es absolutamente oscuro ni claro. En un negro o en un blanco cualquier otro color rompe con la totalidad de los mismos, pero en el gris podemos apreciar ambas tonalidades fusionadas. En el podemos dejarnos llevarnos hacia una contemplación; por ejemplo, hay días grises hermosos, algunas fotografías en esta gama nos evocan nostalgia, sobriedad, etcétera.
Por supuesto, que hay posturas que no admiten reflexiones grisáceas, por vulnerar la dignidad humana, sin importar el género.
Es de esta manera, que entre posiciones de tira y jale, pero también de consensos y con miras a seguir avanzando, denunciando y educando, se conmemora en este mes el día de la mujer. Lo cual es sumamente importante, conocer la historia de mujeres que nos antecedieron y que allanaron el camino que hoy recorremos, que se desarrollaron ya sea en sus profesiones, deportes o artes y sus nombres están escritos en la historia como un referente de educación; la que se traduce a evolución de pensamiento, y no de un mal interpretado fanatismo en blanco y negro; postergando una desgastante lucha que no quita del foco a un enemigo permanente, que viene siendo el sexo opuesto y una afrenta que envuelve un estilo de ser, de pensar. Recientemente leí que el fanatismo ideológico o religioso, usualmente termina convirtiéndose en los cables de un verdugo, que al contacto emanan electricidad ajusticiadora hacia toda opinión o postura que no arda como su corriente.
Creo, que si mujeres y hombres sabemos reconocernos en nuestra humanidad, en nuestra dignidad y vernos con respeto por el solo hecho de ser personas, evolucionaríamos tantos sesgos retorcidos. Sesgos que han fortalecido masculinidades mal orientadas, que no conectan con su esencia. Uno de tantos sesgos erróneos, como el pensar que una mujer es vulnerable por vivir sola, por no tener a su lado a un hombre. Creyendo que la presencia de un compañero la librara de todo mal o que su casa merece el respeto por dicha imagen masculina. Pobres concepciones idealizadas sobre el mantener compañías que en otras situaciones, trágicamente, resultaron siendo los principales verdugos del mismo núcleo familiar.
La vulnerabilidad ciertamente se inclina hacia al aspecto físico, pero surge primariamente en el pensamiento de quien ha decido sobrepasar los límites, de considerar el poco valor que merece alguien y que no se encuentra en disposición de reconsiderar su aprovechamiento ni de respetar la integridad de cualquier persona.
Pienso que el enfoque para avanzar en esta temática es y debe continuar siendo la educación. Si como mujeres nos educamos, podremos educar a nuestros hijos, nuestros nietos; explicarles que no hay un drama por ser mujer, solo hay dramas humanos. Que ninguna persona debe ser quien defina la libertad y realización de ninguna otra, por el motivo de estar en relación sentimental o convivencia.
Que la historia de nosotros las mujeres, va más allá de cualquier vínculo emocional y sentimental, que no debemos pensar que hay héroes que nos darán luz o nos rescataran.
Cada una de nosotras tenemos una cosmovisión muy propia que nadie puede quitárnosla ni destruir, la cual nos da sostén para aprender, compartir y amar.
* Ivette María Fuentes es licenciada en Ciencias Jurídicas