"Demasiado seco": cafetales de Brasil padecen el clima y disparan precio mundial del grano
Martes 21, Enero 2025 - 3:59 PM
El valor de la libra de arábica alcanzó en diciembre su máximo desde 1977. Cotizó a $3.48 dólares en la bolsa de Nueva York, con un aumento de 90 % en menos de un año.
Una mañana de septiembre de 2024, Moacir Donizetti Rossetto revisaba los cafetos de su finca familiar en el interior de Sao Paulo, Brasil, cuando sintió olor a humo. Horas después, el fuego llegó hasta su tierra.
"Fue desesperante: ver las llamas avanzar, destruir nuestra plantación, llegar a veinte metros de mi casa", recuerda este pequeño productor de 54 años, uno de los cientos que sufrieron el peor incendio forestal registrado en Caconde, el municipio paulista de mayor producción de café.
Los vecinos creen que el fuego empezó por una quema descontrolada de basura, aunque la magnitud del daño se debió a una situación climática: la sequía.
En Tokio, París o Nueva York, tomar café costará cada vez más caro y eso se explica por realidades como la de Caconde: el calor y las lluvias irregulares están castigando a los cafetales de Brasil, el mayor productor y exportador mundial del grano.
La familia de Donizetti Rossetto luchó cuatro días contra el fuego, que arrasó el paisaje tupido de su finca remota entre las sierras de la Mata Atlántica, un bioma de bosques tropicales y subtropicales que cubre parte de Sao Paulo, el estado más rico y poblado del país.
Las llamas devoraron cinco hectáreas de cafetos, un tercio de la producción familiar.
"No sólo perdimos en la cosecha de este año sino también a futuro, porque demorará tres o cuatro años hasta que esta tierra vuelva a producir", lamenta Donizetti Rossetto junto a sus plantas de café aún chamuscadas y ennegrecidas por el hollín.
"Desde hace unos cinco años está demasiado seco, a veces no llueve por meses", dice. "El calor también aumentó mucho, no se aguanta. Cuando llega la época de la floración, el café no tiene agua y no resiste".
Según estudios oficiales, Brasil vivió en 2024 su año más caluroso desde el primer registro en 1961. También padeció un récord de incendios forestales en 14 años, la mayoría de origen humano y agravados por la sequía.
La ciencia vincula ambos fenómenos, las temperaturas elevadas y la sequía, al calentamiento global.