El Salvador representa “una profunda preocupación”
Lunes 05, Diciembre 2022 - 3:30 AM
La presidenta de la Federación Internacional de Periodistas asegura que han puesto los ojos en El Salvador por el uso de Pegasus. Laínez-Otero, presidenta de la federación que reúne a 150 organizaciones del mundo, dice que misiones diplomáticas deben ser más críticas.
La presidenta de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú y vicepresidenta de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), Zuliana Lainez-Otero, de visita en El Salvador, considera que este es uno de los países que ahora les genera una profunda preocupación por los retrocesos en la libertad de prensa, expresión y la opacidad.
"El Salvador a nivel mundial acapara el foco internacional porque aquí está acreditado el uso de Pegasus para espiar a periodistas”, dice, junto a México y el caso de periodistas franceses espiados por el gobierno marroquí.
¿Ha habido un retroceso mundial del derecho a la información y a la libertad de prensa?
Sin duda, desde una visión global, estamos en un tiempo de regresión para el propio ejercicio de la actividad periodística porque, más allá de los territorios que se han encontrado en guerra, los periodistas en Siria, Yemen o los propios colegas palestinos que la Federación ha llevado a Israel ante la Corte Penal Internacional justamente por el tema de la vida y seguridad en nuestros colegas en Palestina, tenemos el caso de Afganistán, tenemos la extradición de Julian Assange que, para la Federación Internacional de Periodistas, es clásico de criminalización de la actividad porque a partir del precedente que puede generar este caso ningún periodista podría revelar entre comillas secretos de guerra o de Estado porque esto vendría a ser considerado un delito...
En Centroamérica, el foco suele estar muy puesto en Nicaragua pero, estando en El Salvador, corroboramos que aquí la situación es realmente compleja porque afuera hay un aparato de comunicación muy eficaz del gobierno salvadoreño que lo muestra como un territorio en el que están habiendo progresos en seguridad, el problema es la factura que se está pagando en medio de este régimen de excepción que además golpea a quienes tienen actividad de informar...
¿Qué visión se lleva de El Salvador?
Una profunda preocupación porque hay que derribar esa idea de que solo son peligrosos los países donde asesinan a periodistas, o sea, en El Salvador no están asesinando periodistas, pero han logrado maneras, no voy a decir que sutiles, porque en realidad son abiertas, de poder acallar a amordazar e intentar infundir temor a la prensa, asfixiarlos desde el lado económico financiero, con normativa, que es peligrosa, ayer tomábamos conocimiento de esta reforma a la Ley de Telecomunicaciones que prácticamente legaliza el espionaje, pedirle a las compañías de telecomunicaciones que guarden un registro de la comunicación de ciudadanos...
En el momento de que una fuente no quiera dar la información a un periodista el periodismo se muere, porque el periodismo no es ir a cubrir ruedas de prensa oficiales o reproducir notas de prensa de la oficialidad, el periodismo es contar aquello que no se quiera que se cuente, es levantar la alfombra, es ser incómodo frente a situaciones que muchas veces actores políticos o del poder económico religioso fáctico normalizan, el periodismo es incómodo y el periodismo denuncia.
Ayer nos presentaban un informe sobre los 100 días del régimen de excepción. Nos decían de que, como El Salvador en este momento, y hay que decirlo con un absoluta claridad, es un país que está en opacidad desde lo público, porque casi todos los pedidos de acceso a la información se rechazan, no hay posibilidades de ejecutar realmente la Ley de Acceso a la Información Pública en este país... Nos decían ‘hemos recogido haciendo un monitoreo a medios la cifras probables de gente que ha perdido la vida en medio del régimen de excepción’.
Eso es lo que la ciudadanía tiene que entender, el papel del periodismo más allá de toda la estigmatización y la ridiculización que a veces desde el poder político se le puede hacer a la labor de la prensa, es clave para tener información que es de interés público. Por eso es que hay que levantar la voz de alarma cuando se intenta criminalizar a las fuentes del periodismo.
¿Qué tanto le hace falta a El Salvador para llegar a ser como Nicaragua?
A mí me gusta poco comparar a los países entre sí, me gusta más comparar a los países con su propia historia, cuál es el peor momento que tuvo El Salvador en libertad de expresión, pero es innegable que hay tendencias que se repiten en los países, uno ve a varios países centroamericanos y algunos sudamericanos repitiendo cosas que ya vimos en Nicaragua.
Con el agregado, y creo que ese es un obstáculo mayor en el caso de El Salvador, de que el presidente Bukele, y eso es innegable, es un líder carismático, es un líder que todavía mantiene el apoyo popular y manejar un discurso de denuncia, hablar de indicios de corrupción en algunos casos o condenar las formas que tiene como primer mandatario de la nación muchas veces se ubica o al periodismo a los políticos ya en la franja de la oposición. Uno dice algo y la gente dice ‘ah, no, ustedes dicen eso porque son oposición’. Entonces, ese tipo de liderazgos carismáticos son muy emocionales, generan terrenos fértiles para la polarización.
Entonces, es mucho más difícil en El Salvador porque a quien tienen al frente su líder carismático y que mantiene, según cifras que incluso ayer la UCA nos compartía, que tiene todavía un respaldo popular muy fuerte en El Salvador y eso hace que la batalla desde el periodismo y de quienes muestran de que El Salvador no es el país de las maravillas que se pinta afuera sea más complicado.
Para eso, nosotros sentimos, por lo menos desde la Federación Internacional y es una de las cosas que vamos a intentar movilizar luego esta misión, es que las misiones diplomáticas de los países especialmente de los países europeos aquí en El Salvador tengan un papel más crítico, que dejen de ser tan complacientes con lo que se está viviendo hacia la interna.
Es una paradoja que por un lado digas ‘el Estado debe dar estas garantías’ y, por otro, vayas un cóctel con alguien del Estado y ni siquiera hagas referencia a ese tipo de problemas. Eso puede llegar a blanquear un gobierno y las representaciones diplomáticas deberían asumir un papel que no sea tan complaciente con una realidad que no está haciendo garantista para la actividad periodística y que a la larga le hace mal a la democracia en este país.
Los gobiernos usan la propaganda con herramientas mucho más modernas y que llegan más a la gente, que prefiere ver un vídeo de YouTube a leer el periódico o un noticiero. ¿Cuáles es la medicina?
Para las democracias siempre es más y mejor periodismo. Es verdad que ahora con todo el tema de desarrollo de las plataformas digitales de las redes sociales, por ejemplo, a veces un youtuber tiene, no hablo más seguidores, tiene más credibilidad que muchos de los que trabajamos en el sector de la prensa pero yo siempre me quedo con un pasaje reciente esperanzador y creo que en el peor momento que ha vivido nuestra historia reciente a nivel mundial, la pandemia, hubo un pasaje esperanzador y fue que la mayoría de estudios que hizo el Instituto de Periodismo de Oxford y otros demostraron que la gente volvió a los medios de comunicación.
También es cierto que empezamos a ver, esos males todavía los arrastramos muchos países hasta hoy, de que muchos gobiernos utilizaron la pandemia para poner más trabas de acceso a la información, ser menos transparentes, imponer la versión oficial como la única.
¿Cuál podría ser el mensaje a periodistas de los diversos medios, tomando en cuenta a estatales?
El primer llamado es a la prensa independiente a resistir... A ellos pedirles que resistan, sabiendo que la factura es grande, creo que quienes nos hemos formado esta profesión o hemos aprendido la actividad en calle nos queda claro de que nuestra profesión tiene un fin social. Si no fuera por los reflectores que puede poner el periodismo a veces a un problema social o de interés público probablemente no se resuelvan. Hay que pedirle a esos periodistas que resistan pensando en que están haciendo un trabajo para que la gente esté debidamente informada, pueda tomar mejores decisiones.
Y a mis otros colegas, a los que se fueron al lado oscuro, les pediría que reflexionen, porque a mí me queda claro que están renunciando a hacer periodismo, o sea, lo que están haciendo del otro lado no es periodismo, o sea, el principio del periodismo no es ese.
El periodismo es equilibrio, es independencia, es dar las versiones de todos los lados. Si yo estoy haciendo prensa de un solo lado, lo que estoy haciendo es propaganda, entonces me convierto en un propagandista y dejo de ser periodista, entonces, si uno quiere la profesión, yo entiendo la situación de precarización en la que trabajamos no solo en El Salvador, también en Perú, Ecuador y en buena parte de Latinoamérica pero, si nosotros convertimos nuestro trabajo y lo minimizamos solo a lo que a la retribución económica que podamos tener, estamos distorsionando nuestra profesión.
Yo entiendo que hay colegas que tienen hijos, que tienen una familia que sostener y he visto casos de esos y siempre tengo colegas que nunca han querido traicionar la profesión y lo que han dicho es ‘dejo el periodismo y voy a hacer otra cosa porque tengo que mantener a su familia y con esto no vivo’, pero han mantenido los principios del periodismo, que prefiere abandonar la profesión y sobrevivir por otras vías que traicionarla y terminar haciendo propaganda.