Las chengas surgieron en El Salvador a mediados del siglo XIX, en pleno auge del café, cuando las largas jornadas en las fincas obligaron a los trabajadores a depender de alimentos rendidores. Las familias campesinas respondieron a esa necesidad elaborando tortillas de maíz mucho más grandes y gruesas que las actuales, una preparación que pronto se convirtió en la principal fuente de energía para agricultores, cortadores y jornaleros.

Las mujeres de las zonas rurales usaban hasta cuatro veces más masa que la necesaria para una tortilla moderna, lo que daba como resultado una pieza robusta que resistía el trabajo del día. Los trabajadores solían recibir tres raciones diarias: una chenga por la mañana, otra al mediodía y una más por la noche.

Con suerte, la acompañaban con frijoles, limón, sal o un poco de chile, ingredientes que completaban una dieta marcada por la escasez.

@tresflorescafe No son solo chengas, Son homenaje 🫓🧀✨ Este platillo es un tributo a las fincas donde aprendimos lo que vale la humildad y el amor por la tradición que hoy mantenemos viva. 🤎✨ Como las tres flores queremos conservar nuestras raíces y que ustedes puedan ser parte de nuestra historia. #coffee #elsalvador503 #503 #food #legado ♬ Pieces (Solo Piano Version) – Danilo Stankovic

El término “chenga” se mantiene vivo en la cultura y el habla popular, especialmente entre personas mayores que aún lo usan para referirse a las tortillas rústicas. La palabra remite a una época en la que la alimentación dependía tanto del esfuerzo agrícola como de las condiciones económicas y sociales del país.

Tortilla y chenga nombran el mismo alimento, pero la diferencia radica en su dimensión y en la historia, tal y como lo explica una representante de la finca, tostaduría y restaurante Las Tres Flores Café, en Santa Ana, a través de un video de TikTok. "No son solo chengas, Son homenaje. Este platillo es un tributo a las fincas donde aprendimos lo que vale la humildad y el amor por la tradición que hoy mantenemos viva", apunta su publicación.