El último Anuario de Estadísticas Agropecuarias, publicado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), señala que el país tenía 1.2 millones de cabezas de ganado en 2010, pero ese número que se redujo drásticamente en 2021 a 790,983. Esto equivale a una disminución de 456,449 animales (36.5 %) en la última década.
El ganadero Rigoberto Mayorga, de Nueva Concepción, Chalatenango, ha sido testigo de cómo su ganado pasó de 50 cabezas en 2011 a solo 10 este año. La última disminución la sufrió el año pasado, cuando tuvo que vender una decena de animales debido a la insostenible situación con el precio de la comida de bovino.
“Era una buena época (el 2011), y nosotros la leche la vendíamos en esa época a $0.25 la botella, vivíamos muy bien, entonces la mano de obra era más barata”, agregó Mayorga.
De acuerdo con el MAG, el 2019 fue el año en el que se registró la menor cantidad de ganado a nivel nacional, con 699,086; sin embargo, desde entonces, la cantidad ha incrementado paulatinamente.
Más reducciones.
El MAG señala que junto con las cabezas de ganado, otros alimentos obtenidos dentro de la cadena de producción se redujeron.Los datos señalan que en 2010 se producían 457.7 millones de litros de leche anuales, una cifra que cayó un 11 % para el 2021, cuando se recolectaron 407.3 millones de litros.
Al cierre del 2010, la carne de bovino producida rondó las 61,298 libras. Una década más tarde, la producción es de 43,188 libras y significa una reducción de 18,110.
El país también redujo el sacrificio de estos animales, al pasar de 168,402 a 118,647, una diferencia de 29.5 %.
Las causas detrás de la caída en el ganado.
El vocero de la Mesa Nacional Agropecuaria Rural e Indígena, Mateo Rendón, atribuyó la caída en la ganadería a varios factores, pero destacó que la delincuencia tuvo mayor incidencia porque los productores desistieron de seguir en el rubro, ya que eran víctimas de extorsiones, obligados a salir de las tierras o eran asesinados.La delincuencia afectaba no solo como “pandillas” que cobraban extorsión, sino que desde hace años en el país se movilizan bandas de cuatreros, estructuras dedicadas al robo y al asesinato del ganado.
Según la Mesa, los altos flujos de importación (principalmente de Nicaragua), el alza en los insumos agrícolas, el contrabando de lácteos, la reducción de las tierras y la escasez de la mano de obra se han convertido en otros motivos del marcado descenso tanto de productores como de ganado.
Para Mayorga, los altos costos para alimentar al ganado han sido detonante de una reducción de hasta un 50 % de los bovinos para muchos productores en el municipio de Nueva Concepción, en Chalatenango. Una situación que incluso les llevó a subir $0.05 a cada botella de leche durante 2022, y venderla a un precio de $0.40 y $0.45 al norte del país.
Con la ejecución del régimen de excepción, la mano de obra se ha reducido en comunidades de Nueva Concepción, por el arresto de jóvenes que trabajaban en el campo, señaló Mayorga.
El ganadero califica el 2022 como un año “malo”, pues el precio del silo de maicillo y de la bolsa de concentrado se incrementó en un 100 %, así una camionada del ensilaje cuesta $500.
Aunque el 2023 es incierto para Rendón, señala que el Gobierno está desarrollando nuevas acciones, como créditos estatales con bajos intereses, desparasitación y vitaminización del ganado, compra de insumos agrícolas, y una promoción en la mejora de pastos, que el productor espera ayuden a recuperar al sector.