Un ejemplar adulto junto a dos crías de pingüino africano. EFE
Con graciosos movimientos y elegantes pecheras blancas sobre un cuerpo negro a la manera de un frac, los pingüinos africanos son uno de los atractivos turísticos de la costa sudafricana, que podría quedarse sin esta especie única si no se actúa contra la caída continuada de su población.Para evitarlo, la organización conservacionista Bird Life South Africa ha puesto en marcha una iniciativa inédita consistente en la creación de colonias de pingüinos autóctonos en la costa continental, lejos de las pequeñas islas que conforman su hábitat natural.El objetivo es revertir el proceso que ha reducido a unas 25.000 parejas una población que superaba el millón hasta hace cien años."El pingüino africano solo se encuentra en Sudáfrica y Namibia, por lo que tenemos una responsabilidad global de protegerlo", dice a Efe Christina Hagen responsable en Bird Life South Africa de las tareas de conservación de una especie que ha menguado en un 60 por ciento en los últimos 15 años debido a la falta de comida.Salvo en dos turísticas excepciones en la costa del Cabo, donde los pingüinos están protegidos por la presencia humana, estas aves marinas viven en pequeñas islas, guardadas por los océanos Atlántico e Índico de la amenaza de depredadores terrestres como el leopardo y el lince.El reto de esta organización es establecer dos nuevas colonias de pingüinos en la costa continental, que puedan multiplicarse en más asentamientos una vez conseguida su viabilidad.Resguardar a los pingüinos de leopardos marinos y linces centra la fase inicial del proyecto, que hasta el 18 de agosto espera reunir, a través de donaciones de particulares, los 5.400 dólares que necesita para instalar cámaras que detecten los movimientos de los depredadores.La información proporcionada por las cámaras permitirá estudiar su comportamiento e introducir mecanismos para alejar a los carnívoros de los pingüinos."Pondremos vallas a prueba de depredadores y trampas que nos permitan capturarlos si saltan la valla, de manera que podamos devolverlos al otro lado", explica Hagen, que contempla también el uso de dispositivos de sonido que, con ruidos desagradables para ellos, les disuadan de arrimarse a sus presas.Las dos nuevas colonias se implantarán en la costa sur de Sudáfrica, en dos lugares de los más de 600 kilómetros que separan Port Elizabeth, a orillas del Índico, y la localidad de Gansbaai en la costa Atlántica, entre las que no hay ninguna isla adecuada para la especie."Este gran espacio entre centros de población supone que los pingüinos sean especialmente vulnerables a las catástrofes (como los derrames de petróleo)", explican los responsables del proyecto, que busca "acercar" los asentamientos y hacerles de esta forma más fuertes ante los desastres naturales.En una de las dos colonias se implantarán entre 300 y 500 pingüinos, mientras que la otra podría llegar a albergar varios miles.Quienes trabajan por la preservación del pingüino africano podrán empezar a respirar tranquilos cuando el número de parejas haya doblado al actual, pero la población ideal de la especie se sitúa en torno a las 100.000 parejas, según Hagen."Mucha gente no sabe que el pingüino africano está en peligro", declara la científica sobre las dificultades de financiar sus planes."La causas por las que el pingüino africano esté en apuros son consecuencia de la intervención humana, por lo que creo que tenemos una responsabilidad ética en reparar el daño que hemos causado", concluye.Cada semana mueren por falta de comida en los océanos 23 pingüinos africanos. El principal factor del descenso en África es la falta de alimento, provocada en gran medida por la pesca industrial de anchoas y sardinas, las dos capturas predilectas de estas aves. Algunos expertos apuntan también al cambio climático.