Aquel martes 15 de junio los salvadoreños esperaban ilusionados el debut de la Selección Nacional en el Mundial de España 1982 en Elche contra Hungría. El debut sería a las tres de la tarde, hora salvadoreña.
Era la segunda cita mundialista de El Salvador, 12 años antes habían debutado en el Mundial de México 1970 y llegaban con toda la ilusión de hacer un gran papel de la mano del gran Jorge “El Mágico” González.
Pero aquella ilusión se convirtió en pesadilla y la derrota de 10-1 se convirtió en un amargo récord mundial.
Hungría realizó un juego sencillo, práctico pero arrollador. Los salvadoreños se limitaron a practicar un fútbol preciosista, de primer toque, pero nada efectivo.
El húngaro Laszlo Kiss anotó tres y sus compañeros Tibor Nyilasi y Laszlo Fazekas anotaron dos cada uno. Jozsef Toth, Gabor Poloskei y Lazar Szentes, completaron la decena.
El único gol salvadoreño fue de Luis Ramírez Zapata, al minuto 65 y fue celebrado como si hubieran ganado el partido, aunque ya a esas alturas iban perdiendo 5-1.
"Fue demasiado equipo para nosotros. Mis muchachos aguantaron muy bien durante una hora y luego se hundieron", explica al entrenador de El Salvador, Mauricio "Pipo" Rodríguez, según la edición de Diario El Mundo con la crónica del partido.
Claro que tampoco pude contar con un ataque semejante y nuestros ataques pecan de inocencia y desaprovechan las oportunidades de marcas. Deberíamos haber marcado un par de tantos en el primer tiempo".
Mauricio "Pipo" Rodríguez, entrenador de El Salvador.
El entrenador de Hungría, Kalman Meszoly destacó que "un triunfo de esa magnitud es muy importante para la moral del equipo y nos ha quitado el respeto frente a Argentina y Bélgica. Confiamos ahora en un pase a la ronda final. Claro que hemos jugado con la intención de mejorar nuestro coeficiente de goles y me parece que lo hemos conseguido".
Luego vendrían Bélgica, que nos derrotaría 1-0 y Argentina -con Maradona y Kempes- y caeríamos 2-0 para culminar la participación.
Ricardo Mora, quien fue el portero de la selección, explicó de esta manera la derrota luego del partido: “Si Hungría nos propinó una goleada fue por no ser cobardes. No nos sucedió por ser cobardes, nos sucedió porque éramos muy valientes, y que por esas cosas raras del destino, a nosotros nos sucedió ese accidente”
