La persona salvadoreña se ha caracterizado por ser trabajadora y esa es la cualidad de doña Ángela, quien contó a este medio que desde los cinco años ha laburado como vendedora en las calles del gran San Salvador y espera poder obtener ganancias en el partido de El Salvador ante Canadá de esta noche en el estadio Cuscatlán.
“Estos días han estado bien calmado, pero esperamos que este día se pueda vender un poquito más, el partido que vendí más es Estados Unidos y Honduras, y el que se vendió menos fue ante Jamaica, de hecho, estuvo malo, fue porque en ese momento se vivía la semana loca y la gente tuvo temor de venir en la noche”, expresó Ángela.
En su puesto de venta en la calle que se dirige a Antigua Huizúcar, Ángela tiene todo tipo de artículos, camisas que cuestan entre 15 a 28 dólares, trajes para niños que cuestan cinco dólares, mochilas de la selección nacional que valen 10 dólares, gorros que cuestan seis dólares, e incluso marcarillas que valen dos dólares.
La vendedora comentó que la ganancia más grande que ha tenido ha sido de 300 dólares, sin embargo tiene que pagarle a los demás vendedores, el transporte, la comida y hasta el alquiler a la Alcaldía de San Salvador que cuesta 8 dólares, y el total neto ha sido de 200 dólares, también nos contó que a veces no se tienen ganancias y las deudas suben.
“Depende del partido que sea porque cuando el partido es bueno ganamos, pero si es malo quedamos endeudados porque trabajamos con proveedores y tenemos que pagarle a todos, hay que invertir porque si no se invierte, hay cosas que la gente las busca y si uno no las tiene no las vende y por un artículo que no tenga no me llevan”, expresó.
Ángela lleva 35 años en el negocio y espera que pueda retirarse pronto para dejarle su trabajo a sus hijos y sobrinos que también laburan en los alrededores del estadio Cuscatlán cuando hay partidos en el recinto deportivo.
“Nosotros vendemos en todos los estadios, tengo 35 años de estar vendiendo, ya me voy a jubilar, ya me canse, es un ajetreo terrible, pero si uno lo hace es por amor porque uno se adapta a esto y porque a uno le gusta, pero está bien fregarse cuando se vende, pero cuando no uno se decepciona”, dijo Ángela.
“Yo estoy en la calle desde la edad de cinco años y ahora tengo 64 años, pero ya no puedo, ahora mis negocios le quedarán a mis hijos, ellos me tienen que dar de comer, yo les he involucrado en el negocio porque en esta calle trabajan mis sobrinos y mis hijos”, añadió.
El entusiasmo aún perdura en Ángela que espera poder pagar sus gastos con las ganancias del partido de El Salvador ante Canadá por la afición que poco a poco se acercaba al estadio Cuscatlán.
“Ya se empiezan a ver la gente, esperamos que desde las 5 en adelante podamos vender, más que la entrada barata está a 10 dólares, cuando no se vende uno se desmotiva porque trabajamos con proveedores, que bonito fuera si trabajáramos con venta propia”, dijo Ángela.
