Algunos medios, especialmente los españoles, le dan tanta importancia al Balón de Oro hasta transformar un simple premio al mejor jugador del año en algo enfermizo, con campañas de proselitismo absurdas y cegueras partidarias que lindan con el ridículo. Después, si no gana el que querían que ganara, surgen argumentos como “injusticia”, “amaño”, “favorecimiento”, “negocio”, "robo" y ahora hasta “discriminación”. Que France Football quiere que gane este, que la FIFA -coorganizador del premio durante varios años- prefiere a uno por sobre otro, etc...

Lo primero que hay que entender es el formato de votación. Aquí no es que se junten los jefes de redacción de France Football y digan, a dedo, “este año se lo damos a este” o “aquel otro no puede ganar”, o “tenemos que dárselo a uno de tal club, que ganó la Champions”. No, no funciona así. Es por votación. En esta edición, fueron 100 periodistas procedentes de los 100 primeros países del ranking mundial FIFA. Por lo tanto, es imposible cualquier teoría de conspiración.



En todo caso, si la revista francesa France Football hubiera querido “meter mano”, no se explica cómo solo un francés haya ganado el premio en los últimos 24 años (Benzema 2022). Tampoco tendría explicación el premio que en 2018 recibió el croata Luka Modric (4 goles, 9 asistencias, campeón de Champions, subcampeón del mundo) cuando bien se lo podían dar a un francés como Antoine Griezmann (33 goles, 18 asistencias, campeón del mundo), con mejores números y el título más importante del año.

Es que no. El Balón de Oro no se entrega “a dedo”, surge de una votación donde el periodista de Escocia no se pone de acuerdo con el de Polonia para votar por tal o cual. Además, por si fuera poco, los votos de cada uno se hacen público, con lo cual todo es más transparente.

En esta edición, como en algunas otras, no hubo ningún jugador indiscutible. Todos los candidatos tenían sus pro y contra. Rodri, el ganador del 2024, es un jugador de escaso impacto mediático y juega en una posición que luce poco. En el caso de los otros tres del Top 4, Vinicius, Bellingham y Carvajal, se dispersaron los votos para premiar al fantástico año del Real Madrid.

Vinicius, que luego merece un párrafo aparte, brilló con el Real Madrid, pero falló sistemáticamente con su selección. No solo en la Copa América, sino también en las Eliminatorias. El inglés, que tuvo un comienzo espectacular, se fue apagando con el correr de la temporada. A su favor, hizo una aceptable Eurocopa, incluyendo un golazo. Y Carvajal, exitoso en Liga, Champions y Euro, le pesó el hecho de ser un lateral.

Así como en el caso del premio a Lionel Messi en 2010, donde los votos se diluyeron entre los campeones del mundo Iniesta y Xavi, aquí sucedió algo parecido con el Madrid. Sin una figura excluyente, los votos para reconocer la temporada del Madrid se dividieron entre Vinicius, Bellingham, Carvajal e incluso Kroos, un voto más sentimental.

La sensación de que se trató de un escándalo por no haber ganado Vinicius, como lo promueve la prensa madridista, nace precisamente de los medios que dieron por ganador al brasileño cuando ni siquiera se había cerrado la votación. Incluso hubo una portada de Marca anunciándolo un mes antes. Alfredo Relaño, director del periódico As, el otro diario deportivo de Madrid, puso algo de cordura: "Yo leí que decían que había ganado Vinicius y no entendía nada, yo ni siquiera había emitido mi voto todavía y ya lo daban ganador".

Con Vinicius hay, además, algo especial. Su personalidad no le ayuda. Probablemente haya perdido votos por su etiqueta de provocador y por algunas de sus actitudes. Al final, quienes votan son periodistas y la empatía también cuenta. Por si fuera poco, este año además se hizo énfasis en un criterio adicional: clase y juego limpio. Ahí el brasileño perdió puntos. Ahora, si los organizadores pudieran manipular la elección, ¿qué mejor que darle el premio a Vinicius, “una víctima del racismo”? Pero no. Lo que cuentan son los votos.

Y a propósito de votos, la lamentable decisión del Real Madrid y de Vinicius de boicotear la ceremonia y no asistir, no le ayudará al delantero brasileño en el futuro. Tendrá que tener una temporada excepcional para que estos 100 periodistas no le prejuzguen todavía más, porque lo que pasó este lunes en París le dejará más enemigos que amigos.