Imagínate a un futbolista con el regate en el estrecho y la velocidad de Kvaratskhelia, la imaginación de Maradona, el olfato goleador de Messi, las cualidades balísticas de Totti y el gusto por las jugadas de efecto (sobre todo las elásticas, de las que se le considera un maestro) y la buena vida de George Best (pero sin alcohol) y podrás hacerte una idea global de quién fue Jorge Alberto González Barillas, universalmente conocido en la historia del fútbol como “Mágico” González.

Considerado el jugador salvadoreño más fuerte, así como uno de los más imaginativos en la historia del fútbol, tanto que Maradona dijo que venía "de otra galaxia", si en la cancha era un delantero capaz de poner en crisis a cualquier defensor.

Si bien logró sus únicos éxitos en su carrera en Club Deportivo FAS (4 campeonatos y una Liga de Campeones de la CONCACAF en nuestro país), se consagró en Europa con el pequeño Cádiz, rechazando ofertas de clubes importantes y haciendo gala de su clase en varias ocasiones. Para él, que volvió a su tierra natal, jugaría al fútbol hasta los 41 años, el fútbol era puro entretenimiento.

“El Mago”, decidió aceptar con tranquilidad la propuesta de un pequeño club, el Cádiz, que militaba en Segunda División, y se marchó a Andalucía. De hecho, González llamó la atención del histórico secretario técnico del club español, Camilo Liz, que lo aseguró ingresando 7 millones de pesetas a las arcas del Club Deportivo FAS más otros 12 millones en 1983 para mantener al jugador en España.

Debutó en un amistoso de pretemporada con el Trebujena CF y debutó en competición el 6 de septiembre en el empate 1-1 de Liga en casa con el Murcia. Pronto empieza a deleitar a la afición gaditana con un riquísimo repertorio de jugadas espectaculares: las gomas, de las que es un maestro, pero también los túneles, los regates apretados, los taconazos voladores, los goles de falta y las escapadas irresistibles en velocidad de balón al pie Lo suficiente como para hacer que hasta los gaditanos más escépticos pongan los ojos en blanco y lo rebauticen como “Magic”.

En su primera temporada en Segunda División con 14 goles en 33 partidos, González contribuyó al segundo puesto del Cádiz, que ascendió así a Primera División a finales de año.

La afición le adora, tanto que le levantan una estatua en Cádiz, y le consideran su ídolo. Los domingos se puede decir que van al estadio a disfrutar de los partidos del “Mágico”, y no tienen problema en admitirlo.

En 1984, tras el descenso, realizó una gira de verano por Estados Unidos con el Barcelona y tuvo la oportunidad de jugar en el equipo junto a Diego Armando Maradona. Los dos sobre el césped encantan y hablan el mismo idioma, y "Il Pibe de Oro" siempre considerará al centrocampista ofensivo salvadoreño entre los mejores jugadores con los que ha jugado en su carrera.

Su vida en el Cádiz y su carrera con el equipo siguen dividiéndose entre historia y leyenda. Ciertamente, con la permanencia constante del equipo en LaLiga, marcó 32 partidos y 6 goles en su temporada de regreso, incluido el considerado el más bonito de todos, anotado ante el Racing de Santander.

En la preparación, la acción recuerda el gol de Kvaratskhelia con la camiseta del Napoli ante el Atalanta: “Mágico” arranca rápido con el balón, llega al borde derecho del área, luego se desvía bruscamente para saltar sobre un primer rival, un túnel para liberarse para un segundo y rápidamente mueve el balón a la derecha para eludir la entrada impetuosa de deslizamiento de un tercer defensor. Todo en el espacio de unos pocos metros.

En ese momento, aun en un precario equilibrio, desde el borde del área saca una cuchara del cilindro, que sorprende imparable al portero (en el caso de Kvaratskhelia la conclusión, con potencia bajo el larguero, llega en cambio al corazón del área contraria).

Un gol precioso que quedará en el imaginario colectivo de los gaditanos, que nunca lo olvidarán.