Casi nadie le daba posibilidades. Once Deportivo terminó siendo campeón, quizás el más inesperado entre los ocho que clasificaron a la fase final. No era favorito ante Firpo, pero avanzó. No era favorito ante Cacahuatique, y también avanzó. No era favorito ante FAS, por supuesto, y acabó siendo campeón.

El equipo ahuachapaneco había sido noticia en las últimas semanas más por lo extradeportivo que por otra cosa. La deuda que reclamaban los jugadores y la ausencia de los directivos para dar respuestas fueron contratiempos que evidentemente no pesaron a la hora de jugar, aunque sí distrajeron.

Tampoco, por supuesto, jugar contra el 80% del estadio Mágico González en contra. Gran parte de la afición, como se esperaba, era del FAS. Pero los jugadores vestidos de amarillo y negro nunca se amedrentaron. Los suyos eran muchos menos -de hecho, en su sector se detectaron los pocos asientos vacíos que tenía el estadio-, pero bastante ruidosos.

La afición del Once fue minoría, pero celebró.
La afición del Once fue minoría, pero celebró.



Once Deportivo, guiado por Erick Dowson Prado, tuvo todas en contra. Empezó perdiendo en un partido donde era dominado, pero lejos de caerse después del gol recibido se recuperó y logró el empate.

Otro impacto duro fue perder a su portero, una de las figuras durante todo el torneo, el portero Gerson López, lesionado tras realizar un saque de portería. El arco lo tuvo que ocupar César Melara, un juvenil con poca experiencia que al final terminó respondiendo como un consagrado, sobre todo en los últimos minutos, cuando FAS los arrinconó y estuvo en varias ocasiones cerca del empate.

Al final fue Once Deportivo, el sexto en la fase regular del torneo, un equipo que pasó casi advertido hasta convertirse en gran campeón. La resiliencia a veces también da títulos. Contra todos los pronósticos, capeando temporales, llegó a lo más alto.