Los altos precios de los materiales de construcción y de maquinaria lastraron la inversión pública y privada de El Salvador en el primer trimestre del 2022 con una contracción de 3.4 %, confirmó ayer el Banco Central de Reserva (BCR).
La inversión privada depende sobre todo de infraestructura, un renglón que necesita insumos como hierro corrugado que a mayo registraba un incremento anual del 26.5 % en el quintal, o los polines con un alza de 20 %.
“Planes de construcción existen y hay proyectos, pero el alto costo está ralentizando las construcciones en el país. Además, no solamente los materiales, sino que también la maquinaria y los alquileres están más caros producto de la inflación”, explicó Douglas Rodríguez, presidente del BCR.
La institución reporta que la inversión tanto pública como privada representó $151.66 millones en el primer trimestre, $5.3 millones menos que los $156.96 millones reportados en el mismo ciclo del 2021.
A inicios de año, el BCR estimó que los planes de inversión privada rondarían los $2,200 millones para este 2022, mientras que el presidente Nayib Bukele prometió destinar $1,500 millones en infraestructura.
Entre los proyectos privados para este 2022 está la mega planta de gas natural licuado (GNL) valorada por más de $1,000 millones, aunque realmente su ejecución comenzó en 2015 y se entregó en mayo pasado.
A pesar de los resultados negativos en la inversión privada, para el gerente de Estadios y Estadísticas Económicas del BCR, César Alvarado, un indicador que arroja señales positivas es que el crédito a las empresas sigue dinámico y “permitirá estar costeando estos mayores precios”.
“Tenemos a mayo un aumento de 11.2 % en el crédito a las empresas. Eso nos da una señal de que la inversión no se va a parar, porque si el sistema financiero estuviera restringiendo el crédito al sector empresarial, tendríamos dificultades, ahorita es más que todo un tema de costos en producción no tanto de no tener una decisión de no invertir”, señaló.
Cae la construcción.
Pero los resultados del primer trimestre muestran que el sector de construcción es uno de los que más ha sufrido los embates de los altos costos, ya que el BCR registra que se contrajo un 4.8 %.La industria de la construcción es considerada como “tractora” dentro de la economía salvadoreña porque dinamiza otros sectores, además de ser un generador de más de 23,000 empleos directos.
El sector venía de recuperar parte del terreno perdido en 2020, cuando por los esquemas de confinamiento tuvo que suspender obras y el año pasado registró un crecimiento de 6.1 %. Tuvo una participación del 5.3 % del Producto Interno Bruto (PIB).
Al desacelerar la ejecución de infraestructura, hubo una menor demanda de grava, cemento y arena.
Esto ocasionó que el sector de minas y canteras se contrajera hasta 27.5 % en el primer trimestre.
“También a esto se le agrega una menor producción de sal en el país”, señaló el presidente del BCR.
