La banca salvadoreña no se encuentra en riesgo por la baja en las reservas de liquidez, aseguró Alexander Pinilla, vicepresidente financiero de Bancoagrícola, quien enfatizó que el sistema cerró en dígitos inéditos en 2022 por una mayor expansión de la actividad productiva.

La ley establece que las instituciones bancarias deben tener en reserva cierta cantidad de los recursos que ingresan en depósitos para responder ante una situación que requiera dinero líquido. El Banco Central de Reserva (BCR) aprobó en 2020 reducir esos requerimientos de manera temporal para inyectar más capital a la economía por crisis sanitaria, pero aún regresan a los niveles prepandémicos.

Tras la consulta del Artículo IV del Fondo Monetario Internacional (FMI), una misión técnica consideró que el sistema bancario se mantiene saludable y sólido, pero advirtió que hay riesgos por la reducción en los requerimientos de las reservas a la mitad desde 2019 y una mayor exposición de los bancos con los títulos de deuda pública.

Para el FMI, una consolidación fiscal debe incluir reformas que restauren los techos al 15 % de los depósitos. “Paulatinamente se irán recuperando los niveles de la reserva”, señaló el vocero del primer banco de la plaza local, quien cree que la dinámica productiva, el crecimiento en la cartera de depósitos y el ingreso de remesas serán claves para volver a niveles previo a la pandemia.

“La recomendación del Fondo está alineada a los promedios de reserva de la región. Creo que vamos por buen camino, la economía ha mostrado señales, los datos al cierre de 2022 son muy buenos”, señaló.

Las normas del BCR exigen un 13 % de reservas, pero, agregó Pinilla, el “sistema bancario tiene un cumplimiento del 115 % y mantiene niveles superiores al requerimiento legal”.

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Descarta exposición.

El sistema bancario es el principal financista de la deuda de corto plazo del Gobierno, con las emisiones de los Certificados y Letras del Tesoro (Letes y Cetes), además de las administradoras de fondos de pensiones. Estos compromisos representaron $2,656.7 millones al cierre de 2022, un 8.4 % del Producto Interno Bruto (PIB), según el Ministerio de Hacienda.

Al respecto, Pinilla aseguró que en el sistema no ven “cambios profundos” en la deuda interna, sino que más bien Hacienda recurre a “rollover”, es decir, que emite nuevos títulos para pagar los anteriores compromisos, una práctica común en anteriores gobiernos.

El banquero destacó que el sistema se mantiene sólido y solvente después de tres años de crisis. La cartera de préstamos netos creció a una tasa récord de 10.1 % a noviembre pasado y significó una inyección a la economía de más de $1,388.2 millones, según el último balance de la Asociación Bancaria Salvadoreña (Abansa).

La cartera de depósitos, la principal fuente de financiamiento de la banca, se reguló en 2022 después de dos años con crecimiento históricos y subió $677 millones, un 4.3 %.

“No es común que el sistema crezca a doble dígito”, insistió el ejecutivo.

Con estos crecimientos, la cartera de préstamos netos llegó a $15,099.5 millones y la de depósitos a $16,296.1 millones, ambas muy cercanas. Sin embargo, Pinilla restó importancia a un potencial riesgo y aseguró que la tendencia es que se mantenga el ingreso de más remesas y depósitos, lo que significa más liquidez al sistema para otorgar créditos.