La inversión extranjera directa (IED) neta registró una contracción interanual del 76.8 % en el segundo trimestre del 2022, confirman los datos actualizados el viernes pasado por el Banco Central de Reserva (BCR).

La IED neta es la inversión que queda en la economía después de restar las liquidaciones que transfieren las empresas a sus casas matrices. Los organismos internacionales ponen atención en este indicador porque se considera que las compañías transnacionales tienen un papel importante en las exportaciones y la producción de bienes duraderos.

Los resultados en la primera mitad del año indican que El Salvador se enfrenta a un panorama sombrío en la captación de capitales para este 2022. El BCR estimó preliminarmente que en el primer trimestre del año la IED neta llegó a $165.59 millones, una cifra que, si bien era inferior en 5.8 % a los resultados del mismo período del año pasado, se mantenía con saldo positivo.

En su actualización de la semana pasada, sin embargo, el Banco Central ajustó que la inversión extranjera neta en el primer trimestre fue negativa en $143.61 millones, es decir, que en lugar de retener el capital hubo más salidas.

Para el segundo trimestre, la institución reporta que la IED neta llegó a $55.17 millones. La cifra equivale a $182.8 millones por debajo de los $237.97 millones reportados en el mismo trimestre del año pasado.

“La interpretación es que ha salido más dinero del que ha entrado”, señaló Ricardo Castaneda, economista sénior del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi). “Economía convaleciente”, escribió por su parte Otto Boris Rodríguez, exvicepresidente del BCR en la administración de Nayib Bukele.

¿Por qué ha caído?

Para Castaneda, la caída en el flujo de inversión era prevista porque el perfil de riesgo (medido por el EMBI) de El Salvador se ha incrementado, mientras que los inversionistas “prefieren colocar su dinero en otros países” con mayor certidumbre.

El economista recordó que la economía salvadoreña fue la que menos inversión extranjera reclutó en 2021 al cerrar con $314 millones, nueve veces inferior si se compara con los $3,100 millones que captó Costa Rica. “Si no varían los factores que están haciendo que ese riesgo sea alto, la situación va a ser igual”, advirtió el economista.

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Castaneda señaló que los inversionistas evalúan los comentarios de las calificadoras de riesgo que alertan de posible impago para 2023, incluso el régimen de excepción que tiene una variante positiva por la reducción de los niveles de inseguridad y una negativa por el incumplimiento al Estado de derecho.

“Obviamente en los mercados globales se está viendo mucha incertidumbre y, frente a esa incertidumbre, los inversionistas prefieren inversiones menos riesgosas. Por eso, entre El Salvador u otras, El Salvador, en estos momentos, es considerado como una inversión riesgosa”, manifestó.

¿Cómo ha variado?

El sector con la salida de capital más importante fue información y comunicaciones que reflejó una IED neta de -$78.89 millones, luego que en los primeros meses del año fue el rubro más dinámico y dejó a la economía salvadoreña $72.50 millones.

También la inversión extranjera neta fue negativa (más salidas de capital) para el sector agropecuario en -$4 millones en el segundo trimestre, transporte y almacenamiento con -$9.34 millones, suministro de electricidad con -$1.29 millones, y otros rubros con -$13.18 millones.

Hubo resultados positivos para el sector de comercio al por mayor y por menor en que reportó una inversión extranjera directa neta de $114.27 millones, unos $83.78 millones más que en el mismo período o $48.83 millones más que en el primer trimestre del 2022.