El Salvador mostró avances en su progreso social en el último año por mejoras en el acceso a servicios de salud o un gobierno digital, pero también tuvo retrocesos en el respecto a los derechos y la libertad, según el Índice de Progreso Social (IPS) de 2022.

Este informe, actualizado en octubre pasado, es elaborado por el Social Progress Imperative de Estados Unidos con información de 169 países. Se publica desde 2013 y en El Salvador se comenzó a levantar en 2014 a través de una alianza con la Fundación Poma.

A diferencia de otros informes que se enfocan en el desempeño económico de los hogares, el IPS mide la capacidad de una sociedad para satisfacer sus necesidades básicas y si tiene los componentes para que los ciudadanos mejoren o mantengan su calidad de vida hasta alcanzar su pleno desarrollo.

Su metodología incluye una serie de 60 indicadores como desnutrición, seguridad, acceso a conocimientos, libertad de expresión, derechos personales y políticos, cobertura de servicios de salud, entre otros.

En su última edición, El Salvador se colocó en el escalón 99 de un ranking de 169 países, con una calificación de 64.42 de 100 puntos posibles. Cercano a su posición está Ghana, en África Occidental en la 98 con 64.80 puntos y Marruecos en la 100 con 64.04.

En comparación con los resultados del estudio de 2021, El Salvador mostró una leve mejora desde la posición 103, pero su calificación subió apenas 0.18 frente a los 64.25 asignados hace un año.

Según el IPS, El Salvador es el tercero de Centroamérica con el progreso social más elevado, superado por Costa Rica y Panamá.

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¿En qué mejoró?

Los 60 indicadores se clasifican en tres grandes dimensiones: necesidades humanas básicas, fundamentos del bienestar y oportunidad.

En el grupo de necesidades humanas básicas, El Salvador muestra un bajo desempeño en garantizar a su población fuentes de saneamiento y por violencia intrapersonal, mientras que tuvo una ligera mejora la reducción de la tasa de mortalidad materna. En el resto de indicadores se mantuvo en el rango de años anteriores, incluyendo subdesarrollo infantil, acceso a electricidad, violencia de género, accidentes de tránsito.

En fundamentos del bienestar, según el informe, hubo mejoras en el acceso a un gobierno digital, la esperanza de vida, reducción de muertes prematuras por enfermedades no contagiosas y cobertura de servicios esenciales.

En esta categoría, hubo deterioro en el acceso a educación de calidad, matrícula en educación primaria, pluralidad de fuentes de información y protección de especies. Entretanto, mantuvo su desempeño en otros indicadores como paridad de género en los niveles educativos, usuarios conectados a Internet y suscripciones de telefonía móvil, así como acceso a servicios de salud de calidad, entre otros.

La dimensión de oportunidad incluye los indicadores de derechos universales y es donde El Salvador muestra el mayor deterioro. Tuvo un desempeño por debajo en el cumplimiento de la libertad de agrupación, libertad de expresión y acceso a instituciones de justicia.

Tampoco tuvo avances en la erradicación del matrimonio de adolescentes, reducción de los jóvenes que no estudian ni trabajan (NINI), libertad de movimiento, así como muestra deterioro en el respeto a los derechos y libertades.

El dato

Pese a esa ligera mejora, El Salvador sigue sin recuperar los niveles de progreso social que tenía en 2014, pues en ese año se colocaba en la posición 63 pero gradualmente fue deteriorando su posición.