El flujo de la inversión extranjera directa (IED) creció en la mayoría de los países de Centroamérica, con excepción de El Salvador y Guatemala, reveló un estudio presentado este lunes por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El documento recoge que los ingresos de la inversión extranjera crecieron un 55.2 % en América Latina y el Caribe, una dinámica “congruente” con la recuperación pospandemia, aunque alertó que no está claro si se mantendrá en los mismos niveles en 2023.

El resultado fue diferente para Centroamérica, donde hubo una baja de 11.9 %, debido principalmente a una caída en los ingresos de inversión en Guatemala y El Salvador. En total, el istmo recibió $9,813 millones en IED, $1,331 millones por debajo del saldo de 2021.

Casos de El Salvador y Guatemala.

Guatemala recibió $1,352 millones en inversión extranjera al término de 2022, una cifra que se desplomó en $2,109 millones (un 60.9 %) respecto a 2021. Aunque hubo una caída, destaca la Cepal, los ingresos de IED han regresado al “promedio histórico”.

El caso de El Salvador es diferente, pues registró un flujo de IED negativo de $101 millones. Es decir, que hubo más salidas que ingresos, a diferencia de Guatemala que sí tuvo entradas, pero fueron menores al año anterior.

La IED de El Salvador fue un 113 % inferior en relación a 2021. “Esta situación se explica por desinversiones en el sector de manufacturas (-$294 millones), que no pudieron compensarse con las inversiones en servicios, que también se redujeron con relación a 2021 (-35 %)”, explica la Cepal en su reporte.

Según el Banco Central de Reserva (BCR), es la primera vez que el flujo de la IED neta cierra en negativo desde 2010. En aquel entonces, la economía salvadoreña estaba en recuperación de la crisis financiera de 2009.

La diferencia de la crisis de hace una década es que, a pesar de la fuerte contracción económica de 2020 a su cifra más baja en cuatro décadas, la inversión extranjera directa no cerró en negativo. Sí fue menor, pues totalizó en $272 millones y fue un 57 % ($364 millones) inferior respecto a los $636 millones de 2019.

Del istmo, Costa Rica registró el mayor volumen de IED, en hasta $3,673 millones. Seguido de Panamá, con $2,513 millones.

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Inversión en energía.

La agencia de Naciones Unidas destacó que los anuncios de inversión en energía limpia han sido uno de los principales motores de la IED en América Latina en las últimas dos décadas, que han llegado a superar los $170,000 millones entre 2005 y 2022.

El 80 % de esta inversión fue captada por Brasil, Chile, México, Panamá y Perú. La Cepal señala que la mayoría de estos anuncios han sido procesos de reconfiguración y se ha orientado a energías renovables.

En este rubro, El Salvador destaca con inversiones, aunque su monto no supera los $3,000 millones. El proyecto más oneroso es la construcción de la primera planta de gas natural licuado (GNL), de Energías del Pacífico, en la que se invirtieron $1,125 millones.

La Cepal señala que la región de América Latina y el Caribe se volvió un destino clave para las inversiones de la Unión Europea después de que perdieron rentabilidad en los mercados europeos.

Las empresas europeas son responsables del 63 % de los anuncios de inversión en energía entre 2005 y 2022.

El dato

La inversión extranjera en El Salvador se encuentra lejos de recuperar los niveles registrados previo a la pandemia. En 2018 fue de $826 millones y en 2019 llegó a $636 millones.