En un pequeño taller en Sonzacate, en Sonsonate, nació el proyecto Coco Colors cuando el salvadoreño Manuel Ramírez, presionado por el cierre de operaciones de la empresa en la que trabajaba, comenzó a elaborar pequeños accesorios de cuero. Más de un año después, el emprendedor se prepara para expandir sus productos en Estados Unidos con bolsos que pueden costar más de $150.

Antes de la pandemia, Ramírez junto a un colega tenían un taller de sublimación textil (estampar imágenes) y también laboraba para una empresa de publicidad. Con el confinamiento por el covid-19 en 2020, ambos negocios no pudieron operar y se quedaron en el limbo 10 personas.

La presión fue tanta que tuvieron que vender la maquinaria del taller en la que hacían los uniformes para clientes como el equipo de baloncesto Halcones de Sonzacate, los Brujos de Izalco y el club de Santa Tecla.

“Nos quedamos sin trabajo”, pero “yo quería emprender en algo que me diera estabilidad, como dicen, si no comemos de un lado, comemos del otro”.

Y así comenzó a elaborar llaveros de cuero, luego le encargaron mandiles (delantales) y cinchos. “Lo interesante de esto es que la misma gente nos iba apoyando al ver que nosotros era como un plan b para subsistir con nuestros empleados”, recordó Ramírez.

El emprendedor explicó que le dijo a su colega del taller que se unieran nuevamente, pero este no quiso seguir participando. El dinero de la venta de la maquinaria le sirvió para conseguir herramientas para elaborar productos de cuero que “aprendimos a usarlas en una semana”.

Ramírez le planteó a los colaboradores del taller si querían continuar con el nuevo proyecto y así surgió Coco Colors “del momento más oscuro”.

En octubre de 2020, un mes después que finalizó el confinamiento obligatorio, se abrió la primera tienda en el casco urbano de Sonzacate.

La inspiración es crear fuentes de empleo dignas porque hemos hecho que tanto el artesano y nosotros, que somos aprendices, se le dé valor al trabajo”. Manuel Ramírez, creado de Coco Colors



Una vitrina.

Un año y medio después, Coco Colors aterrizó en Ciudad Merliot donde abrió su segunda tienda el 12 de febrero pasado.

A medida que el proyecto de Coco Colors ganaba popularidad en redes sociales, se incorporaron otros emprendimientos que exponen sus productos en las tiendas. Tienen una alianza con jóvenes en Nahuizalco para que les ayuden a elaborar pulseras, un grupo de mujeres les entrega collares y el salvadoreño Óscar Tadeo provee camisas de añil.

Coco Colors genera empleo directo para 10 personas y de los emprendimientos socios dependen 15 familias.

El portafolio de la marca Cocotera, de Coco Colors, incluye la elaboración de bolsos, zapatos, camisas, cinchos, pulseras para reloj y hasta un perfume.

“Uno de los objetivos y la inspiración es crear fuentes de empleo dignas porque hemos hecho que tanto el artesano y nosotros, que somos aprendices, se le dé valor al trabajo”, matizó el emprendedor.

En los planes está abrir una nueva tienda en San Salvador, así como en San Miguel y Santa Ana.

Aterrizan en EE.UU.

Además de expandirse en el mercado salvadoreño, el emprendedor sigue su sueño de llevar sus productos a las boutiques de Estados Unidos.

Hasta ahora, Coco Colors ha participado de varias ferias en Estados Unidos por invitación de compatriotas y los consulados de El Salvador en Washington, Los Ángeles, Miami, ciudades donde está la mayor comunidad de salvadoreños en el exterior. También hay personas que conocen el producto y lo mandan a traer.

Ramírez explicó que tiene comunicación con la diseñadora salvadoreña Johana Hernández, para explorar la opción de que en su boutique en Beverly Hill se comercialicen los productos de Coco Colors.

Aunque “estamos sembrando para poner una tienda en Estados Unidos”.

10

Empleos

Genera Coco Colors, además de 15 familias de emprendedores.
2

Tiendas

Tiene Coco Colors, una en Sonsonate y una nueva en Ciudad Merliot.